Capicúa
Igual me estoy volviendo capicúa, hola
amigos, ¿qué tal están?
Verán: en ocasiones comienzo a andar,
a trasladarme a otro sitio, y me parece haber llegado ya a destino.
¿A usted le ocurre igual?
Yo lo llamo el Efecto Huysmans,
por el genial escritor francés.
Según él mismo relató en cierta
ocasión se propuso viajar a Londres, con abultado equipaje, pero
llegado al puerto del Havre se alojó en un hotelito a la espera de
que partiera su buque. Bien, el lugar estaba lleno de marineros
ingleses y se puso a charlar con ellos. Bueno, pues pasados unos días
y cuando ya tenía que embarcar se dijo: ¿Y total, pa´qué?
Si ya había estado con ingleses a
todas horas y por todas partes, así pues se subió al primer tren
que pudo y regresó a París. Reabrió su piso y avisó a sus amigos
que ya estaba de vuelta, y además hablando un estupendo inglés
perdulario, casi como un pirata.
Huysmans sí que entendía el Concepto
de Irse de Vacaciones, y regresar para contarlo a las amistades. En
otra ocasión se le ocurrió hacer Le Chemin de Saint Jacques, sí;
salió de casa perfectamente ataviado y pertrechado pero al pasar por
la Tour de Saint Jacques, en el centro de París, se dijo: ¿y
total, pa´qué?
Se fue al mejor restaurante que conocía
y se pidió una ración de vieiras y una centolla, y buen vino
blanco. Y como que ya... ¡un pelegrin de pro! ¿Verdad?
En sus últimos años, ya jubilado, se
hizo Católico Tradicionalista, sí, y se fue a vivir a un
monasterio, pero llegando a ser oblato y pudiendo ascender de cargo y
dirigir el lugar se dijo: ¿y total, pa´qué?
Se volvió a París con su pandilla de
amigos de toda la vida para contarlo, sí.
Exploró todos los rincones oscuros de
la Matriz 3D y comprendió de qué iba y le sacó jugo a base de
bien. Total, este es un mundo que está al revés...
Otro figura fue un tal Fulcanelli,
otro gabacho con un morro que se lo pisaba. Bien, también se propuso
hacer El Camino Francés pero llegado al Crucero de Gibraltar, cerca
ya de Hendaya, se dijo: ¿y total, pa´qué?. Tomó un tren
hacia París y venga vieiras y cigalas con sus amigos.
Después le dio por escribir, menudo
jicho.
¿Dónde está el Misterio?
¿En picar piedras y montar unas encima
de otras?, ¿en eso?
En La Fábrica, en el propio edificio.
Así es como la llamaba mi abuelo Isidro, el albañil.
Las Fábricas tenían personalidad
propia, eran como libros abiertos contando historias; entonces, ahora
son esqueletos lampiños, museos de arte, sin algo animoso dentro,
solo para ganar dinero.
Son cosas de la vieja Matriz que van
desapareciendo. Ya era hora.
Tous les matins, nous prenons le
chemin,
tous les matins nous alons plus
loin...