La
tolerancia
¿Cuánta
tolerancia es capaz de admitir una comunidad o cultura? Pues depende
su tamaño y amplitud de miras. Ejemplo: una tribu está formada por
poca gente y su tolerancia hacia lo ajeno suele ser escasa, una
nación ya suele estar formada por grandes grupos de gentes variadas
y su tolerancia mucho mayor a no ser que se deje llevar por
supersticiones exclusivistas. Siguiendo el razonamiento una comunidad
planetaria necesitará un nivel muy superior de tolerancia a la de
cualquier nación o agrupación de ellas.
En
este mundo tenemos los viejos cultos provenientes de los tiempos
tribales y que han pervivido en naciones y conjuntos de ellas:
hinduismo, judaísmo, cristianismo, Islam, etc. que son altamente
intolerantes y de muy corto alcance; pueden servir y de hecho han
servido para someter naciones e imperios pero son inaceptables para
una comunidad planetaria y completamente absurdos si miramos hacia
nuestro destino: las estrellas.
Las
tolerancias
¿Sabemos
lo que son? Un sistema muy pequeño necesita tolerancias muy pequeñas
para estar bien ajustado, de milímetros o menor aún. Un sistema
mayor ya acepta tolerancias de centímetros y a mayores sistemas ya
se trabaja con metros, e incluso kilómetros.
Una
cultura global, planetaria, ha de tener por fuerza una amplia
tolerancia pero se le opone tanto las naciones y organizaciones
estatales como los viejos cultos tribales a los que estas se sienten
tan apegadas. La ciencia en cambio, bien entendida y mejor
practicada, favorece con sus hallazgos una civilización planetaria
pues las leyes de la física, por ejemplo, son las mismas en
cualquier rincón del mundo; la exploración y colonización del
Sistema Solar sería una iniciativa de futuro que uniría a la
humanidad en un objetivo común y muy beneficioso.
Probablemente dos o
tres lenguas se impondrán ante tamaño desafío cultural pero
siempre se habrá de ser extremadamente tolerante y cuidadoso con
todas las lenguas del mundo y que no se pierda alguna. Son nuestra
riqueza. Lengua que desaparece es un tesoro maravilloso que
hubiéramos tirado a un agujero negro por ello hay que fomentar la
escritura y la auto-edición de las obras de cualquier persona de
cualquier lugar en su propia lengua pues será condición necesaria
para dejar atrás la barbarie de siglos pasados. ¿Cómo es posible
que tengamos líderes políticos y ejecutivos de grandes empresas que
no han sido capaces de escribir ni dos libros seguidos? Y que además
no tienen conocimientos básicos de ciencia y matemáticas.
¿Cómo
se gobierna hoy día este carajal de mundo? Pues a base de
gobernantes incompetentes que no pasarían un buen examen a base de
test psicológicos ni un examen de selectividad universitaria pues de
conocimientos básicos están completamente pez. Seamos tolerantes y
no mentemos a ninguno ni a su señora madre.
La
tolerancia de una civilización planetaria en estos días aciagos nos
parecería descacharrante si la pudiéramos visualizar, pero sería
así tal cual; pues el sentido del humor debe estar entre nuestros
genes más potentes y prolíficos. Una civilización expurgada de las
viejas ideologías y los cultos tribales, de las sectas (todas son
destructivas) y de similares humanas asociaciones que pudieran surgir
en este tiempo, llevarían a este mundo a un nuevo Renacimiento, esta
vez global, que cambiaría esto como de la noche al día. Quedaría
el problema de las drogas, pero eso es ya otro cantar; una debilidad
genética que tenemos.

La
música, por ejemplo, alcanzaría cotas inexploradas; nos encanta
bailar, también debe de ser algo genético, así pues el ballet y
todas las danzas del mundo redivivas, las músicas tradicionales del
mundo, por ejemplo: el flamenco, asombrarían por su extraordinaria
capacidad para superarse y hacer buena mezcolanza. Las modas,
vestido, peinado, calzado y todo lo demás a nuestros ojos actuales
resultarían inagotables, fluctuantes, siempre cambiantes y no solo
por temporadas, extraordinariamente productivas.
La
alimentación, ¡Uff! No hemos visto más que el principio, aún no
se ha hecho la luz en este tema; las maravillosas tapas y pinchos del
Barrio Viejo de San Sebastián parecerán chuscas en cuatro días
ante la competencia mundial y no solo de los de Vitoria; todos los
alimentos del mundo, todo el saber culinario y alimentario de la
humanidad, la búsqueda incesante de nuevas cosas, hongos, algas, ¡de
todo! ¿Unos entrantes con hormigas gigantes del Kalahari? ¿Y unos
shiitaques con crema de queso de Valdeón? Hace, ¿un caldo oscuro de
Nueva Zelanda de uva pinot noir? Habrá que probarlo. Y todo en ese
plan pero puesto a la mano de cualquier persona de cualquier rincón
del planeta.
Una
civilización planetaria sería lo mejor que podríamos conseguir
pues los desafíos son monstruosos; ejemplo: el Calentamiento Global
y la desertificación no están al alcance de ningún estado ni unión
de ellos, solo se podrá paliar e incluso superar con la acción
combinada de toda la gente de todo el mundo, toda.
¿Quién
puede enfrentarse al desierto del Sahara que no cesa de crecer año
tras año? Es un ejemplo, haría falta el esfuerzo de toda la
humanidad o antes de que termine este siglo se habrá tragado varios
países más y España parecerá la Argelia actual; y podría poner
muchos ejemplos más. Cada año hay menos terreno fértil para una
población humana que no cesa de crecer.
Es
necesario por tanto conseguir cuanto antes una civilización
verdaderamente planetaria y unificada como nunca antes se vio. ¿La
forma de gobierno? No me preocuparía mucho por ella, lo más
probable, de conseguirlo, serían unas elecciones similares a las que
se hacen para elegir a las bellezas del mundo y, por supuesto, todas
ellas estarían a favor de ¡la paz mundial!