Romanticismo y libertad
Hola amigos, una nueva charla frugal.
¿Existe el Amor Libre?
Pues claro que sí; lo otro es esclavitud y bajas pasiones, emociones que duran minutos, horas, tal vez días si la impresión fue fuerte; es el arrabio, la escoria, del verdadero Amor.
Seguimos escarbando en los muradales, buscando bellas flores en los fangales, y las más de las veces lo que encontramos son llamazares; que son unas flores tóxicas incluso para las vacas.
Amor, amar, es la última verdad.
En cuanto la captas y la aceptas la Belleza se acerca y te adorna; la Virtud florece en ti y pasas entonces de la borregada que aun está al pasto y la cañada.
Fluyes, te dejas fluir, en un río universal de seres amorosos donde rozas con beldades y sabios (alguno bastante pendejo, por cierto) y tu espíritu brilla entusiasta de un lugar a otro.
Si siguen ustedes a las cagalitas de cordero, o las noticias de cada día, se perderán este fluir alado entre las nubes, ¡y más allá!
Si consigue usted alcanzar ese fluir olvídese entonces de dimensiones y densidades, de tiempos relativos, hay multitud de ellos, y de territorios por explorar.
Sea usted Amor y ame, ¿el vehículo? Ya buscará usted en cada caso y mundo relativo el que le venga mejor.
No teniendo usted será, será algo imparable, no habrá pared ni muralla que le retenga. Atravesará ríos y montañas, sin más.
Será usted Libertad inesperada, inspiradora, y creará cosas, una tras otra, increíblemente bellas.
¿No me cree?
Entonces allá usted; a mí me encanta el yogur y el queso de leche de oveja, pero balar...¡no balo!
¿Bailamos?