Creyentes en la ignorancia
Cuando yo era joven nos contaban que había un primer mundo, en el que nos convenía estar a cualquier precio, un segundo: el soviético, detestable y tiránico, que se derrumbó por sus propias contradicciones ideológicas, y un tercer mundo (los del Domund)
Pasado el año 2.000 los regentes de este patatal de planeta decidieron que el primer mundo dejara abierta “la puerta de atrás” a los del tercero.
Resultado al día de hoy: todo el planeta es tercermundista, en todos los aspectos, y los que supuestamente éramos del primero ahora estamos... porculizados, bien enlodados, y gastando inmensas cantidades de dinero nuestros estados preparándose para las guerras por venir, un día de estos, pues son inevitables siguiendo esa lógica criminal tan propia de la condición tercermundista.
En estos días vemos peleas entre los que van a trabajar casi descalzos y los que no trabajan, ni trabajarán en su vida, pues ya somos todos tercermundistas.
¿Somos felices cuando podemos escoger? Pues ahora nos toca entre la caca y la porquería, usted elija.
Si se busca el Poder siempre se llega a una organización de aspecto piramidal, si se busca el Amor a una horizontal. Mire usted en cual de los dos esquemas se siente y mueve a diario. Yo prefiero la horizontal, sobre todo si tengo buena compañía. Todas las estafas son piramidales: para creyentes en El Sistema, comenzando por iglesias y estados; todas funcionan con el viejo truco de divide y controla, para explotar a los esclavos, creyentes.
¡Has de creer! ¡Necesitas creer! ¡Seguir a nuestro Amado Líder! ¡El Gran Conductor!
Pasan los años, cambiamos de siglo y milenio y el número de creyentes no para de crecer, y con ellos las guerras.
Vienen décadas de cambios interesantes, si no revientan el planeta entretanto.
Es previsible una reducción importante de la raza blanca, por su baja natalidad, y con ello la irrelevancia europea, convertida en colonias para estudiantes, culturales, con lo que buenamente se pueda salvar de las mareas de inmigrantes que las irán “ocupando”.
Los españoles tienen una buena baza para jugar en este futuro previsible: la lengua española, y con ella nuestra extraordinaria manera de pensar.
Bendiciones.