Recuerdos fotográficos de un recorrido
por el Camino de Santiago que realicé en el año 2001.
Después de haber caminado, en dos
jornadas, desde Sahagún hasta la ciudad de León decidí que sí,
que me apetecía hacer otra vez el Camino de Santiago. Había un
estupendo ambiente peregrino aquel verano.
La tercera etapa, corta, me llevó
hasta Villar de Mazarife.
Al llegar a la iglesia, para sellar la
credencial, me encontré con que había una boda. Imposible entonces.
¿Y luego?
Me fui a Casa de Jesús, que le pillé
cargando sacos de patatas, y le comenté mi caso.
Que me quedara con él y le ayudara con
las tareas del refugio fue lo que concluimos, pues yo era ya un
veterano que había pasado por allí en el Jacobeo 1999.
Un viejo caserón de pueblo, con patio,
y unas habitaciones para dormir en el suelo.
A la hora de la siesta nos calló un
tormentón del copón, con granizo incluido. Para jolgorio de la
juventud peregrinante.
Estábamos a finales del mes de julio y
por entonces sí que había tormentas veraniegas.
Cuando paró la tormenta fui, en
compañía de un pintor Coreano, a saludar a Monseñor. Le conocía
del Barrio Húmedo pero también lo difícil que era que se dejase
fotografiar. Me regaló una de sus tarjetas de presentación, me
selló la credencial, con firma personal y todo, y me largó a tomar
vinos por el pueblo. Que se quedaba a charlar con el pintor coreano,
e incluso le invitó a cenar.
Yo no pintaba nada por entonces.
Fotografías nada más.
La foto no es mía, pero ahí está el
paisano; ya por entonces con bastón.
Al día siguiente y en compañía de un
grupo de chavales marché hacia Hospital de Órbigo.
Desde la Cruz de Santo Toribio ya
tenemos Astorga a la vista. Paramos a dormir en el albergue de Los
Amigos del Camino de Santiago de Astorga, que ya estaba donde Las
Siervas de María. En el 99 nos acogieron en un colegio para niños.
Chulo el albergue y buena gente.
De camino a Rabanal convencí a unos
muchachos para que me acompañaran a conocer Castrillo de los
Polvazares.
Después paramos en El Ganso a tomar
algo fresco.
Y por fin parada y fonda en el Albergue
de Nuestra Señora del Pilar, de Rabanal del Camino.
Isabel me dio una estupenda acogida,
pero se enfadó un poquitín conmigo cuando le conté que la vez
anterior había parado en el Refugio Gaucelmo. Las siguientes veces
que pasé por aquí me quedé con ella, y además es también socia
de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de León.
Las chicas estaban muy cansadas y no
quisieron entrar a escuchar la misa cantada por los frailes.
En el bar del albergue me topé, y
nunca mejor dicho, con Tomás el Templario. Como ya le conocía de la
vez anterior y yo pasaba de su rollo místico la conversación giró
sobre... rubias y morenas en el Camino de Santiago.
La noche fue divertida y agitada, como
casi siempre en los albergues del Camino.
Y de madrugada, antes de amanecer, ya
estábamos subiendo hacia Foncebadón.
Era un pueblo en ruinas pero ya se
veían dos o tres casas en pie. Ignoro si vivía alguien allí. En el
99 me parece que tan solo quedaba una señora, que fue la que impidió
que se llevaran las campanas para Astorga.
Que las campanas y el pendón del
pueblo son, señor obispo.
Otro día pondré la continuación.