Como aficionado desde chaval a la Astronomía he seguido desde entonces sus avances, como las ondas gravitatorias y los planetas extrasolares. Pero sigo muy decepcionado con el concepto y la metodología de la búsqueda de vida extraterrestre.
Fui colaborador del proyecto SETI, con un programa de ordenador llamado SETI@home que tuve durante años instalado en el ordenador y escribiéndome con los encargados del proyecto.
Desesperante, insistían en buscar señales de radio procedentes de civilizaciones estelares cuando lo único que se recibe son las señales de las estrellas, ¡de las propias estrellas!
Nadie va a utilizar un canal de comunicación que ya está copado por miles de millones, trillones, de emisoras.
Ya en plan de cachondeo les pedí que buscaran señales de televisión; no comprendieron mi humorada. Abandoné mi colaboración.
Ni en mil años encontraran algo interesante.
Buscan a millones de años luz en vez de en el vecindario pleyadiano, que son unas dos mil estrellas, no es moco de pavo. Pues erre que erre, sacan al espacio un nuevo telescopio y repiten y repiten la misma jugada: le ponen a observar galaxias lejanas. Va creciendo la lista de planetas extrasolares, sí, pero ni rastro de vida en ellos. ¿Y eso por qué?
Buscan las mismas condiciones de agua líquida y Tercera Densidad en otros lugares; sería más fácil encontrar una aguja en un pajar.
Mirar arriba: hay un elefante en el cielo.