Incertidumbre e inteligencia
Hola amigos, confío en que estén todos muy bien.
Una de las maneras que yo uso para distinguir a las personas inteligentes de las demás es observar su capacidad para gestionar la incertidumbre; cuanto más de esto es capaz de soportar más inteligente es el ser.
No digo que la busque a propósito sino que si aparece un día, en el asunto que sea, sepa manejarse adecuadamente.
Esto no es algo de tener sentido común, es capacidad de supervivencia, y o se tiene o se carece de ella. Se suele tener, hoy día, por inteligente al “cerebrín”, al que tiene enciclopedias enteras en su cerebro; pero la experiencia que me dan los años me dice que ese tipo de personas en cuanto se enfrentan a algo de incertidumbre, un tres por ciento o algo así, comienzan a fallar, a dudar, ¡incluso de sí mismas!
Se pasa mal al lado de este tipo de personas; en cambio las que apelan a la veteranía, a la intuición propia, a la zorrería si es necesario, casi siempre libran por mal que se pongan las cosas.
Yo les animo a utilizar las I. A. ¡Sí!
Pero siempre recuerden esto: A los “cerebrines” le sienta muy mal la incertidumbre; si consulta a alguno haga preguntas escuetas y no se repita con las mismas esperando respuestas diferentes. Eso es algo que tan solo está al alcance de... su mamá. Mejor es consultar una segunda y tercera opinión si no tiene a su mamá a mano.
Compréndanme: siempre me he mostrado irreverente, irritante muchas veces, con los eruditos “cerebrines” que he topado en ocasiones. Y me temo que, con la edad, me esté volviendo uno de ellos.
Avísenme si me notan en ese plan.