Ferroviario
Mis primeros recuerdos, cuando aún tenía unos pocos años, son sonidos de locomotora, sus pitidos de atención al pasar por el barrio a primera hora de la mañana. El tren de Matallana concrétamente, marchando hacia Bilbao.
Cuando ya fui capaz de discernir tuve que asimilar que era hijo, nieto y bisnieto de ferroviarios. Hice mis estudios, mal estudiante, y terminé entrando a trabajar en la RENFE. Por entonces se escribía con mayúsculas.
Además cuando viajaba a otras zonas de la provincia de León solía desplazarme con trenes de otras compañías. Como la de Ponferrada a Villablino.
Por cosas de la vida laboral estuve trabajando durante doce años en la Estación de León, la antigua Estación de Norte. Que así se llamaba la compañía ferroviaria cuando la construyeron.
También he trabajado en talleres, tanto de autopropulsado como de vagones.
Ya prejubilado guardo un billete para mi último viaje, cuando toque, y así poder acercarme a la Costa de la Muerte... y más allá.
¿Usted, lector, tiene recuerdos ferroviarios?
