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Indebida influencia


Indebida influencia


Hola amigos, ¿cómo estamos? Ladran luego cabalgamos.

Hoy me pregunto si con mis charlitas no estaré intentando ejercer una influencia indebida en ustedes.

Desde que me prejubilaron tengo suficiente tiempo libre para dedicarlo a cosas interesantes, como el ajedrez o la filosofía. Pero el ordenador me gana todas las partidas, ¡siempre!, y donde mejor discurro es... en el cuarto de baño.

Así pues, ¿qué hacer?, ¿qué prefiero en estos momentos?, ¿buscarme problemas o algo que me haga sentir eufórico?, ¿hay algo que aún no haya pensado?, ¿que no les haya compartido?



Observo gente atemorizada, en las redes sociales, por la aparición de las I. A. Yo, en cambio, lo encuentro divertido, casi encantador. Ya he hecho alguna chapucilla básica como el cielo de la foto que tengo detrás. Una I. A. me llenó el cielo de nubes sin alterar lo demás. Ya haré más cosas chachipirulis con otras.

¡Ah!, ¿que usted puede perder su trabajo y salario por causa de una de esas cosas?

Tal vez es que no valga gran cosa y sería mejor que se quedase usted en casa, ¡pintando nubes!

O que se lo hagan las I. A., directamente; así usted, rey mío, tendrá mas tiempo libre para dedicarlo a... ¿jugar al ajedrez? ¿filosofar en el retrete?



Yo es algo que ya llevo por delante, lo mío es la anticipación.

No olvide esto: le queda a la vista, en los próximos años, un mar de extrañezas y una singladura apasionante.

Tendrá usted tiempo para pensar en el sentido de la vida y aceptar un amor no posesivo, ¡seguro!

Disfrute... no tendrá nada pero... será feliz.


Pensar fuera de la caja


Pensar fuera de la caja


Hola amigos, una reflexión que comparto con ustedes, una más.

Pensando fuera de la caja se me ocurrió esta reflexión: ¿recuerdan a Bobby Fischer? El genio del ajedrez de los años 70. ¿Recuerdan cómo revolucionó los campeonatos con su visión periférica y cómo descubría las partidas amañadas?

Pues percibiendo, como yo lo llamo, fuera de la caja.



Discurriendo de este modo expresiones como “el Final de los tiempos” carecen de sentido, a no ser el poético. El fin de una cultura, una civilización, incluso de esta humanidad, es algo plausible pues no deja de ser un evento que sucede de continuo en el Universo.

Estrellas que se comen su sistema solar, o lo destrozan con una explosión estelar es algo común; según han descubierto los astrónomos.



Pero, ¿y qué pasa con la gente? Buena pregunta, ¿verdad?

La gente, cuando se queda sin hogar, se va a otro lugar para levantar uno nuevo. Esto es de cajón, como decían mis abuelas, así que saque usted su cabeza de eso mismo, no la esconda ya más, y comience a cavilar en todo lo que es usted, el verdadero y auténtico usted mismo, persona humana, terrícola, y qué se podría llevar a otro lugar para continuar con su historia personal.

Con el paso de los años iremos viendo más y más personas que han perdido su casa y tienen que migrar a otro lugar.

Piense en ello.



¿Observa el tablero? ¿Ve usted la jugada? ¿Percibe claramente su posición actual?

Sí, Bobby Fischer ya ha visto las cinco jugadas siguientes antes de que usted pestañee.

No se angustie, el tipo era un genio, y hay muchos Bobby geniales en los sentidos espirituales que ayudaran llegado un momento de crisis total.

Usted tan solo medite un minuto qué de personal, de suyo auténtico, se podría llevar a otra parte, de este mundo o de cualquier otro.

Examine sus sentimientos y vaya desechando cosas; también sus conocimientos, los que puede manejar con los ojos cerrados, rememorar en no importa qué lugar y con ellos orientarse correctamente. ¿Le serán útiles en caso de tener que emigrar?

Buen Camino.



Intangible

Intangible Cambios en el planeta natural. Amores luminosos, cariñitos pasajeros, que pasan por este mundo viajeros, peregrinos de Lo Inta...