Más Platón y menos televisión
Hola amigos, sigo con mi caña de España.
Recién les comenté sobre lo que tenemos que soportar en la vida diaria, y que muy pocas personas somos conscientes de ello. Las interferencias...
Tendría que estar criando rocines en Babia o cabras en el Valle de Valdeón para verme un poco libre de ellas. Podría subir a Vegahuerta y estar allí arriba, sin cobertura... ¡Ah! Que por arriba pasan los satélites; los del sistema GPS, los meteorológicos, los de comunicaciones telefónicas y televisivas, los de espionaje industrial y militar... y a mayores está la infame Luna lunera, cascabelera.
El acabose.
Bueno, que sea como que sea que yo no me voy a ir a vivir al fondo de una sima de los Picos de Europa. Problemas de huesos, el reuma; en fin, ustedes me comprenderán. Enseguida criaría hongos como los maravillosos quesos de esas montañas.
Ahora que lo pienso: el azul me sentaría bien. Hay chicas muy guapas, de piel azulada o tornasolada, en un planeta de la constelación de...
Esto es ciencia ficción, ¿vale?, es ciencia ficción, por supuesto.
Le ponemos puertas al campo, y al Amor, que es Tiempo, Movimiento, Vida, y nos perdemos un mundo, un universo, pleno de prodigiosos seres amorosos.
Seguramente me entienden mejor los rebecos, mis hermanitos, que ustedes. Pero, bueno, todo le llega al que sabe esperar y encuentra el que sabe buscar, y lo que andaba buscando.
¿Qué hacen ustedes ahí? En el fondo de la caverna, mirando las sombras que muestran las pantallas, grandes y pequeñas. ¿No ven a quienes las proyectan?
Salgan ya de la madriguera, por favor.
Más Platón y menos televisión, amigos.