Completa inmersión
Hola amigos, yo sigo persistiendo en lo veraz ya que otros andan en lo mendaz.
Piense en la lengua como martillo y las palabras le serán puntas, es un viejo refrán español. Hay que saber clavarlas.
Melancolía otoñal y pimientos rellenos, lo uno por lo otro.
En las tabernas del barrio ponen música de mi infancia; me recuerdo con flequillo y pantalones cortos. Aquellos otoños cuando marchaban las abubillas y nosotros cazábamos ranas y lagartos; una carne muy blanca, por cierto.
Me crie mirando a los ojos de los bárbaros, de frente y con el tirador preparado para disparar.
Viví la Matriz 3D en visión de inmersión completa. Ahora los chicos tienen la Matrix de los teléfonos para disfrutar; pero, no sé, no me parece que sea lo mismo, y los chicos tampoco por más que estén bien civilizados, y medicados.
Nunca sabrán lo que es llevarse una bronca monumental de tu madre por haberme subido a un moral a llenar un cesto... Yo llegué a casa tan ufano pero, ¡horror! Hay manchas de mora en tu camisa. Ya está echando mano a las zapatillas...
A la carrera a buscar unas moras verdes.
Mi madre era cinturón negro de kárate con zapatillas, sí.
Mi primer maestro zen fue el profe de la escuela, la clase unitaria, con su larga regla de madera.
Andaba yo bien derecho al salir de clase, en más ocasiones de las deseadas. Sí.
Otro día les contaré de cuando yo era un cadete de la O.J.E., y de los fines de semana en plan supervivencia que hacíamos en la montaña leonesa.
¡No podíamos llevar nada comestible en la mochila!
Una vez nos comimos unos...
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