In Memorian
El pasado 20 de agosto de 2024, Santiago Almazán Grima ha dejado de estar entre
nosotros para empezar otro camino diferente.
En el año 2011 hizo su primer camino junto a su hija Vanessa (hospitalera voluntaria),
para apoyarla y entender la esencia del Camino de Santiago. Durante estos años ha
dejado un legado de 70 láminas a plumilla sobre las vivencias que tuvo en el camino
junto a su hija. La familia quiere hacer extensible esta belleza de láminas para todos los
que formamos los hospitaleros voluntarios.
https://santiagoalmazangrima.webnode.es/escritos/
Este año Vanessa nos pidió ser hospitalera en Arrés, ya que fue el primer albergue en
el que junto a su padre pudieron desempeñar la labor de hospitaleros, pero por motivos
de salud su padre ya no le pudo acompañar, y para ella siempre Arrés será motivo de
seguir adelante con todos nosotros.
La familia agradece a aquellos que han compartido camino y hospitalidad, como Benito,
Virginia, David, José Ignacio y Charo (Asociación Alfaro), José Almeida (Tábara),
hermanas de Zabaldika, Anai, Ana Conde (que le otorgóo el colgante de hospitalero) y
tantos otros... Nunca se tendrá que recordar, porque nunca lo vamos a olvidar.
Novedades
Está tocando a su fin la temporada de hospitalidad 2024, quiero agradecer a los más de
690 voluntarios que se han ofrecido a trabajar este año, que han hecho posible que
mantengamos vivo, el espíritu de ser herederos de una tradición milenaria. Gracias a
todos.
Comunicamos a todos los voluntarios, que ya tenemos abierto el cuadrante de 2025,
y pedimos especialmente los ofrecimientos del primer cuatrimestre del año (enero,
febrero, marzo, abril). Aunque ya podéis solicitar destino para todo 2025.
Al ser éste, el último boletín del año, quiero felicitaros anticipadamente por las fiestas de
Navidad y desearos a todos un feliz final de año 2024. Seguro que el 2025 llegará lleno
de proyectos de Caminos y Hospitalidad.
Feliz Navidad a todos.
VOLUNTARIOS
Una Colaboración
Hospitalidad en familia: Arrés agosto del 2000
Hola. Somos Miguel Ángel, Irene y María José una familia peregrina y hospitalera.
Fuimos hospitaleros en Arrés cuando no había albergue…si, si, la casa se estaba
rehabilitando y la acogida se hacía en tiendas de campaña. Todos los hospitaleros que
pasamos por Arrés antes de que se inaugurase la casa fuimos, además, albañiles.
Aquellos quince días en Arrés fueron únicos porque la convivencia con los peregrinos
era total. No había otro lugar al que ir porque Arrés tenía 8 habitantes fijos, así que, los
peregrinos formaban parte del pueblo.
El albergue eran tiendas de campaña y el
comedor y la cocina estaban en un pequeño local, cedido por el pueblo, a medio
rehabilitar pero que entre todos hicimos muy acogedor. Allí preparábamos mi marido y
yo (con ayuda de nuestra hija Irene que tenía 13 años) la comida, la cena y el desayuno
para nuestros peregrinos. La ducha, de agua fría, era un módulo de esos que ponen en
las obras y para lavar la ropa…en la fuente que estaba en la puerta. Al atardecer
subíamos con los peregrinos a la peña (la parte alta del pueblo) y disfrutábamos de unas
puestas de sol inolvidables. También disponíamos de la pequeña Iglesia del pueblo para
la oración común.
Una noche de tormenta, el viento tiró alguna tienda de campaña y
realojamos a los peregrinos en la iglesia para dormir. Por la mañana preparábamos el
desayuno y alguno le daba pereza marcharse, siempre se alargaba la despedida. Luego
limpiábamos y hacíamos la compra en Jaca si nos faltaba algo. Y a preparar la comida
porque, al ser verano, los peregrinos madrugaban mucho y llegaban a Arrés a la hora
de comer.
Teníamos la suerte de disfrutar de los productos de la huerta y de los huevos de las
gallinas que nos regalaba la familia de Joaquín (alcalde pedáneo de Arrés) y de la
compañía de sus pequeñas hijas Clara y Pilar. Mientras, hacíamos lo que podíamos en
la reforma de la casa…picar paredes, cortar maderos para el techo. Y pintábamos
flechas amarillas para que no se perdieran los peregrinos.
Pocos se esperaban lo que allí encontraban, pero ninguno se quejó. No había agua
caliente, ni teléfono, casi ni luz (una bombilla), ni tiendas, ni bares, ni colchonetas, ni
wifi, ni internet…pero se creaba un nexo de unión entre los que allí estábamos que era
suficiente para estar a gusto y que esos momentos fueran inolvidables para todos
(peregrinos y hospitaleros). Todo era muy sencillo: la acogida, la comida, las tiendas de
campaña…pero el entorno era de lujo…una preciosa vista del Pirineo era lo primero que
veían los peregrinos al despertarse.
Tuvimos las visitas de otros hospitaleros que venían a colaborar en las obras del
albergue, así que también fuimos hospitaleros de hospitaleros. ¡¡¡Ahí sí que se dio
alguna situación “tensa” porque tanto hospitalero junto…muchos a mandar!!! Jaja.
También tuvimos visitas de amigos y familia. Somos de Zaragoza, así que estábamos
“casi” en casa y nos gustó mucho que nuestra familia participase de nuestra experiencia.
Y qué contar de los peregrinos de esos días…Arrés todavía no era muy conocido, no
todo el mundo sabía que dábamos acogida. Aun así, hubo días que tuvimos hasta 16
personas a la mesa, de distintas nacionalidades. Todos se llevaron Arrés en su corazón.
Creo que los que estaban la noche de la tormenta que se llevó las tiendas, también se
acordarán.
Para nosotros fueron quince días que formarán parte de nuestra vida para siempre.
Terminamos muy cansados pero felices. Recibimos mucho más de lo que dimos.
Familia Figuer-Enciso
Texto publicado en “Hospedando” en 2015
En solidaridad
Nuestro más cálido abrazo y solidaridad con todas las personas afectadas por la DANA,
de finales de octubre en el levante de España, especialmente en la provincia de
Valencia, Que nuestros hospitaleros valencianos, sientan el abrazo de cariño y apoyo
de parte de todos los voluntarios, en estas tristes y complicadas semanas.
Convocatoria
Curso de Español para hospitaleros extranjeros
Por iniciativa de Ainoa Polo Sánchez, hospitalera veterana y profesora de idiomas, se
iniciará un curso online de español (de diciembre de 2024 a marzo de 2025, cuatro
meses), para los hospitaleros que estén interesados en mejorar su aprendizaje en la
lengua de Cervantes, antes de iniciar su turno de hospitalidad en el Camino.
Se formarán dos grupos, uno para los que empiezan de cero total y otro para los que ya
tienen algún conocimiento.
Desde esta coordinación iremos pasando las direcciones electrónicas de los posibles
participantes, para que se pongan en contacto con Ainoa y acuerden si procede a la
realización de dicha formación.