La espontaneidad


La espontaneidad


Cuando se pierde la espontaneidad se pierde una buena parte de humanidad personal, se va volviendo uno estereotipado, uniforme, previsible, en fin: aburrido.

Espontaneidad por ejemplo en la cocina, ¿usted también?

Nada más aburrido que seguir una receta paso a paso, tomar las medidas exactas, pesar los gramos de esto y lo otro.


¡Pero échale!

¿Cuánto?

¡Lo que te pida! ¿No tienes ojos en la cara? ¿No tienes olfato?

No te pases con la sal, no te pases... y tampoco con el picante...

Espontaneidad, que ya saldrá lo que tenga que salir.

A mí se me da muy bien abrir latas de conserva, lo hago espontáneamente los días que mi esposa no viene a casa a comer. ¿Y usted que tal? ¿Qué cosas hace espontáneamente?

Que no sean escatológicas, por supuesto.


El asunto actual está en la esencia de habitar en el mundo, pues los españoles somos como somos y nos salen las cosas como nos salen.

Habitar en este mundo o en cualquier otro es un arte, y todos comenzamos como aprendices de artesano. Habitar nuestra propia vida, nuestro hogar, y ser un refugio hospitalario, provisional, para el que lo está pasando mal en un momento dado, en un mal paso, cuando un viaje se tuerce.

¿A quién que no haya vivido no le ha ocurrido?


Fui peregrino en tierra extraña y un desconocido me acogió en su hogar. ¿Nunca le sucedió a usted?

Habrá viajado poco en solitario. El sentido de la justicia, ¿usted lo tiene?

No me refiero a la legislación vigente en su país si no a entender qué es La Justicia y saber aplicarla...¡sin los ojos vendados! Su espada corta muy bien, incluso Nudos Gordianos.


La esencia es lo más puro, auténtico, de cualquier ser o asunto; lo realmente interesante es que además puede ser la semilla de otro ser o asunto, es por ello que les indico que procuren siempre estar atentos a eso, a la cosa en sí, y que no se dejen despistar por lo transitorio y lo engañoso. Puede resultarles fatal.


Terraformar La Tierra, de Jack Williamson

 


Terraformar La Tierra, de Jack Williamson


Novela publicada en el año 2.001, ganadora de los premios Nebula y Hugo.

Jack Williamson fue el autor de expresiones como Terraformar e Ingeniería Genética.


Primera Parte

Somos clones. Han pasado cien años desde el gran impacto.

En una estación espacial en La Luna los robots salvaron material genético humano y gracias a ello han sacado adelante a Duncan y sus hermanos. Ellos tendrán que terraformar La Tierra.

Los Robo Multiservicio se encargan del cuidado, alimentación, y educación de los cinco niños.

Una primera caída de meteoritos destrozó Argentina y arruinó a medio mundo. No hay plata para realizar una gran estación lunar, tendrán que contentarse con la Estación Tycho más pequeña, donde enviar a los Robo.

Aunque los muchachos custodian semillas de todo tipo abajo en el planeta la vida parece crecer por generación espontanea. Nuevas especies vegetales y animales han aparecido en muchos rincones inhóspitos.

Miles de años más tarde al bajar se encuentran con una ciudad que tiene aeropuerto. Son los descendientes de los clones que se quedaron en La Tierra y no les creen que ellos vengan de La Luna.


Segunda Parte

Los niños pueden ser muy crueles.

Han pasado 1.000 años y el planeta de nuevo está cubierto de nubes. ¿Qué ha ocurrido?

Los continentes se han cubierto de hielo o algo parecido por una capa blanca que lo cubre todo.

Van falleciendo y surgiendo nuevos clones que se enfrentan al mismo reto: hacer del planeta un lugar habitable para los seres humanos.

Unos cuantos clones más adelante darán con los extraterrestres que se han adueñado del planeta, unos murciélagos gigantes con dos cabezas, ¡toma ya!

Bajan al planeta e incluso suben a La Luna en unos aviones que son más bien avionetas que queman queroseno o algo similar.


Tercera Parte

Pasan otros mil años … o algo así.

Algo extraño se aproxima al Sistema Solar procedente del Centro Galáctico. El caso es que los clones se deciden a bajar y se encuentran con una ciudad llena de descendientes de los lunares.

Existe un enfrentamiento abierto entre los Científicos y los Regentes, así los chicos lunares vivirán unas estupendas aventuras pero llegarán a su final el 17 de agosto. (Es que siguen utilizando el Calendario Español y el líder de los clones se llama Pepe)

Van pasando los días y El Meteorito se acerca, ¿Qué harán los lunares?

Lea la siguiente Parte y lo descubrirá.



Esta novela es antecesora de lo que actualmente llamamos Transhumanismo. A ratos es entretenida pero es muy yanqui para mi gusto, los muchachos lunares son terriblemente predecibles, tan solo el Chino, Pepe, se sale algo de lo común.


En este enlace una estupenda crítica de la novela. https://www.ciencia-ficcion.com/opinion/op00682.htm


Camino de Santiago 2.011. De Ponferrada a Fonfría

 


Continuo subiendo al blog fotos de recuerdo de mi recorrido por el Camino de Santiago Francés en el verano de 2011. Tras una noche muy movida en el albergue de Ponferrada tocaba seguir caminando una nueva etapa. Había mucha gente aquel verano y un ambiente fenomenal por todas partes.


Al llegar a Cacabelos hago la parada preceptiva en La Moncloa de San Lázaro, a tomar un blanco y recordar viejos tiempos. 



Al pasar por Pieros paré a saludar en el albergue de peregrinos El Serval y La Luna. Una pareja encantadora lo llevaba y ya había estado allí varias veces, incluso dando de comer a las palomas en el desván. Años más tarde el albergue ardió y la pareja tuvo que abandonarlo. Ahora tengo entendido que lo llevan la Asociación Peregrinas por La Tierra. 



Sigo por la carretera con un par de brasileños, que andan muy bien, y por el desvío pasamos por la finca del escultor Nogueira y paramos un poco a ver sus curiosas esculturas.



Y ya de tirón, es cuesta abajo, llegamos a Villafranca del Bierzo. ¡Un blanco godello!
Mejor pon dos, que el primero es para quitar la sed.
Me quedo a reposar en el por entonces novedoso albergue Viña Femita. Lo llevaba una señora, no recuerdo su nombre, y su hija, muy amables. Por la noche, cuando los niños estaban acostados y roncando me quedé con ellas en la cocina tomando chupitos de orujo de café y charlando de cosas del Camino. Meses después un incendio en esa cocina arrasó con el edificio, no sé si cambiaron de dueño o son las mismas. 





A la mañana siguiente toca un buen tramo de carretera y al llegar a Trabadelo me alcanzan los chicos de Corea del Sur, con los monopatines y todo eso. ¡Qué donde me había metido en Villafranca! que me habían buscado y no encontrado. Es que está uno mayor y tal y tal... Pues anda que no conozco yo sitios en Villafranca del Bierzo.

Hice una parada estratégica en un bar de la calle principal para dejarlos pasar y así seguir a mi paso, cansino como el de los bueyes aquel día. ¿Sería por los chupitos?



Otro poco más y pasamos por La Portela de Valcarce.


Apenas paro lo justo para tomar un refresco en Vega de Valcarce y sigo caminando que me queda mucho para subir al Santuario del Cebrero.


Pero al acercarme a Ruitelán unos pinchazos tremendos en una pierna me indican que mejor que busque refugio y cuanto antes.



¿Hay sitio en el albergue? ¿Cómo no va a haber si eres el primero en parar aquí?
Les explico mi problema y enseguida se hacen cargo del asunto. Una ducha rápida y a bajar al arroyo a meter los pies en el agua. Que no vuelva hasta la hora de la comida.
Si uno no es mal cocinero el otro es un estupendo fisio, ¡incluso me aplicó Reiki! para que yo mejorase cuanto antes. El caso es que después de cenar estuvimos en el bar cercano tomando chupitos y ba, ba, ba, lo de tu pierna no es nada, ¿verdad?




Tan buen arreglo me debieron hacer que subí como un chaval al Cebrero, parada en el santuario a sellar la credencial.


También parar un rato a charlar con el hospitalero del gran albergue y preguntar cómo están las cosas por Galicia. Mogollón, de aquí en adelante lo que hay es un mogollón de gente que... ya verás, ya.




La típica parada en el Alto de San Roque para hacerse una foto. El calor y la humedad ya se dejaba notar y la gente, incluso a pie, más parecía que estuvieran haciendo una etapa de La Vuelta a España.




Paso por Hospital de la Condesa y de ahí al Alto de Poio. Calienta el sol de lo lindo en Galicia.


El caso es que al llegar a Fonfría encontramos abierto un albergue que estaba de paquete, recién inaugurado. Iba con un peregrino mallorquín y como que vendría bien comer un buen menú, ¿verdad? Y de paso dejamos que los pies se aireen un poco.


El caso es que se comía bastante bien así que yo decido quedarme en Fonfría, bajar a estas horas hasta Triacastela te arriesgas a llegar y que esté todo completo y tengas que seguir caminando hasta no se sabe dónde. Siesta y a pasar la tarde.


A la cena los cuatros españoles, bien contados, que paramos en el lugar nos sentamos cerca para por lo menos entender lo que decimos. 
A Reboleira de Fonfría se llama el local y no ha parado de crecer y mejorar el servicio al peregrino. 

Otro día subiré la continuación hasta Sarria de aquel verano esplendoroso del año 2011.

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