Bicherío


Bicherío


Hola amigos, salud y que todo sea para bien de la humanidad.

Sigo leyendo y escuchando feroces críticas hacia los españoles que realizaron la Conquista de América, (E incluso de la Reconquista Española; los bichos se reproducen muy bien)

¡Vaya velo tienen en los ojos los que tal cosa defienden! Que sí, majos, que sí.



Que si los españoles les quitaron de comerse a los vecinos... Que si les prohibieron la adoración a los bichos y les unieron a todos en una sola nación: El Virreinato de la Nueva España.

Como ya no podían comer carne humana, por imposición española, ¡qué malos, verdad! Les fueron llevando al territorio gallinas y cerdos, ovejas y vacas, burros y caballos, ¿habrase visto mayor maldad?



¡Más guacamole para el taco!

Les llevaron el vino y ¡la cerveza! ¿Mayor malicia...?

Pues sí, les enseñaron a comer marisco y pescado, de primero Ostión y después una tabla de pulpo y una de merluza frita, ¿pero a qué pinche pendejo se le ocurrió enseñarles tales cosas? No, si luego querrán comer langosta, ya te digo.

¡Ándele!



Pues aún la hicieron más gorda: les llevaron toros bravos para que hicieran con ellos encierros y corridas, en vez de con las tribus vecinas. Sí.

Perfidia, seguro que a aquellos españoles les guiaba la mas pura perfidia.

Y venga a construir catedrales y hospitales, universidades o al menos colegios donde aprender las cuatro letras y a hacer cuentas. Insania, seguro que era eso lo que tenían los españoles en la cabeza.

A mayores persiguieron la brujería y todo rastro que los bichos tenían o habían dejado en el continente. Sí.



A cambio les enseñaron a hacer un aguardiente que allí llaman Tequila, y unas armas terribles llamadas: guitarras. Algo infame, ¿no es cierto?

¡Ay, Lupita!



Cuando os quitéis el velo de los ojos veréis esto más claro, manitos. Menuda sementera de territorio tenéis allí. Os quiero mucho, a ver si os dais cuenta.


Anfitrión lúcido


Anfitrión lúcido


Hola amigos, hoy toca temas caseros.

Saber ser un buen anfitrión con las visitas, ¿qué les parece?

Lo primero es tener la casa caliente, que de comer y beber Dios proveerá. La comodidad a todos nos agrada y los dulces … ¿Quién los rechaza?

Ningún buen anfitrión se equivocará convidando, de entrada, a una buena parrillada de verduras.

Otra cosa es que usted esté casado, y ya de antiguo, entonces solo le queda poner buena cara y dejarlo todo en manos de la doña de la casa.



Ella sabrá, ¿sí? ¡cojines! Hacen falta más cojines.

Los hombres, en especial los españoles de buena casta, a la menor inquisición ajena nos ponemos en plan: ¡Defender Numancia! ¡Santiago y …!

Cada uno en su hogar tiene sus usos y costumbres, manías si quiere ver así. Hay que ser comprensivo con los visitantes.




Igual no hay tanto que defender en una vida y mundo transitorio. ¡Pero con tal de no dar nuestro brazo a torcer! Prefiero hacer de Cocorotta que de cordero que llevan, drogado, al matadero.

¿Cómo decía Obelix? ¡Están locos esos romanos!

¿Otro chupito de pócima mágica? Vale, ¡y para ya con los jabalís! Para qué diría yo nada...



Igual estamos estrechando demasiado nuestros horizontes dejándonos llevar por las noticias escabrosas y luctuosas. La mayor parte son basura Matrix, programación neurolinguística, enfocadas al control de su mente; dese usted cuenta y evite las malas digestiones.



La intersección de Einstein, de Samuel R. Delany


 

La intersección de Einstein, de Samuel R. Delany


Novela publicada en el año 1967 y recibió el Premio Nebula de 1968


Lobey es feo y tiene los ojos oscuros, los pies grandes pero grandes de veras. A mayores es hermafrodita. Cuando se pone nervioso no solo se come las uñas de los dedos de las manos también ¡las de los pies!

No es un “normo” eso está claro. Algo ocurrió en su mundo y los “normo” fueron una rareza durante generaciones. Lobey está enamorado de la bella Friza, pero algo la ha matado.

En compañía del cazador Lo Halcón descubrirá a su matador, un enorme toro con rasgos humanoides. Tendrá que bajar, él solo, a la cueva donde se esconde para... arreglar cuentas.

Allá abajo se encontrará con el superordenador llamado FEDRA. Asegura que se limita a tomar datos de las gentes de la superficie.

Después de esto Lobey continuará sus viajes encontrando más cuevas y más mutantes como él.

Hay uno que es terrible, el llamado Niño Muerte.

Son supervivientes y bien adaptados a la radiación ambiental; es un viaje sicodélico entre humanoides mutantes de lo más curioso.

Para buscar al Niño irá acompañado de Araña, y un rebaño de pequeños dragones que crían como ganado para su alimentación. Los llevan a Molienda del mar, para su venta, y allí descubrirá un... terrible secreto.



Como mi sicodelia ya no está para muchos trotes no he concluido este repaso del libro. Los años pesan y algunas obras ahora me parecen ladrillos. Y este escritor un... jeta...

Aprovechemos el tiempo para aprender de una conciencia alienígena

Aprovechemos el tiempo para aprender de una conciencia alienígena Seguimos a vueltas con el extraño “cometa” que en estos días está entran...