La intersección de Einstein, de Samuel R. Delany
Novela publicada en el año 1967 y recibió el Premio Nebula de 1968
Lobey es feo y tiene los ojos oscuros, los pies grandes pero grandes de veras. A mayores es hermafrodita. Cuando se pone nervioso no solo se come las uñas de los dedos de las manos también ¡las de los pies!
No es un “normo” eso está claro. Algo ocurrió en su mundo y los “normo” fueron una rareza durante generaciones. Lobey está enamorado de la bella Friza, pero algo la ha matado.
En compañía del cazador Lo Halcón descubrirá a su matador, un enorme toro con rasgos humanoides. Tendrá que bajar, él solo, a la cueva donde se esconde para... arreglar cuentas.
Allá abajo se encontrará con el superordenador llamado FEDRA. Asegura que se limita a tomar datos de las gentes de la superficie.
Después de esto Lobey continuará sus viajes encontrando más cuevas y más mutantes como él.
Hay uno que es terrible, el llamado Niño Muerte.
Son supervivientes y bien adaptados a la radiación ambiental; es un viaje sicodélico entre humanoides mutantes de lo más curioso.
Para buscar al Niño irá acompañado de Araña, y un rebaño de pequeños dragones que crían como ganado para su alimentación. Los llevan a Molienda del mar, para su venta, y allí descubrirá un... terrible secreto.
Como mi sicodelia ya no está para muchos trotes no he concluido este repaso del libro. Los años pesan y algunas obras ahora me parecen ladrillos. Y este escritor un... jeta...
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