Sombreros de cucurucho

Sombreros de cucurucho


Hola mis amigos, ideas simpáticas para de aquí en adelante. Que no es bueno añadir gasolina al fuego.

Opino que tal vez las chicas deberían volver a lucir unos lindos sombreros de cucurucho medieval sobre sus brillantes cabezas, recién salidas de la peluquería. Sobre todo las bajitas regordetas.

¿A qué me recuerdan?



Cada año que pasa resulta mas difícil hacer sonreír a las chicas, deslavazadas bellezas que en tan poco se consideran, se dan a valer, ¡y son hadas! Verdaderas, no necesitan baritas mágicas.

Hoy día la gente se ha hecho tan obediente a las directrices de los gobernantes... municipales, regionales, estatales, etc., que yo ya tan solo confío en las chicas.

En su rebeldía natural, en su inventiva inagotable. En su capacidad de mutar de una cosa a otra diferente.



Los parroquianos estamos adocenados, obedientes en grado absurdo. Yo soy un pensionista y no estoy para dar lecciones a nadie; yo hago observaciones y las escribo mientras veo a los albañiles trabajando en las obras.

Está todo muy parado, artificialmente quieto. No espabilamos y tenemos las conciencias aplatanadas. Serán cosas de la Matriz cambiante pues un día subo al tren y 300 kilómetros me parecen pocos y a la semana siguiente apenas salgo a las afueras y ya estoy deseando volver a casa.

¿A usted le pasa algo así?



Más Efecto Huysmans me parece a mí, pues para un jubilado todos los días son... domingo.

En cierta ocasión estuve por comprar un cucurucho de esos en una tienda de disfraces, para cuando me pongo a discurrir y escribir, sí. Pero no paraba de darme la risa y tuve que dejarlo en la estantería. Tenía estrellitas y era muy chulo, pero en fin, no sé, igual un día me animo y...

Igual me conecto con... la novena dimensión...


Efímeras experiencias


Efímeras experiencias


Hola de nuevo, sigo inquiriendo que no ofendiendo al buen entendedor y amigo. A ver qué opinan de este asunto:

Se sigue negando a los vecinos nuestro derecho a decidir qué nos conviene y qué no, así iremos de mal en peor. Todo lo fían al dinero nuestros dirigentes, y a sus tenedores. Los Tenedores.

Unos seres ignorados, que no paran de trinchar pavo y faisán, deleitando sus gaznates con los caldos caros, carísimos, de las reservas de las mejores bodegas de la agraciada Francia.



Yo probé, una vez, un crianza de Pinot Noir, en una ocasión que anduve por Francia. Excelente, Mon Dieu. ¿Van visualizando el partido?

Comprendan ustedes que en semejante tesitura como la actual yo prefiera el lado de los leones que el de los... escabechados.

También me gustan los arenques, y el chicharro de tino.



Y ya no les digo lo que me ocurre con las anchoas; que paré una vez en Santoña haciendo el Camino de Santiago por la costa para desayunar una ración de ellas, sí. La gula me perdió y pagué las consecuencias subiendo a la Punta del Brusco.



Al llegar a Noja no lo hice con tres vinos, no, tuve que pedir un cuarto, ¡ja!



Lo pasé muy bien en Güemes, en la Cabaña del Abuelo Peuto, con el cura minero. Toda una experiencia las horas que pasé allí. Me desatrancó un cuento de mi libro Camino de las luciérnagas que llevaba años “en el barril”. Al día siguiente marché para Santander silbando y cantando.



Todos tenemos proyectos en marcha, algunos incluso bastante buenos, y unos pocos están parados o al ralentí. Pero si sabes lo que estás buscando sabrás cuando lo encuentres. El caso es tener varios; los cambios en la Matriz 3D harán que unos se activen y otros tengan que ser desechados.



Nuestras vidas son efímeras, aprovechemos cada día como un regalo.

Es así de simple.


Playa Terminal, de J.G. Ballard

 


Playa Terminal, de J.G. Ballard


Libro publicado en el año 1964.

La Fantasía al poder, extraordinarios relatos con una prosa en ocasiones exultante.


El gigante ahogado

Un tipo de extraordinario tamaño, como un cachalote, aparece en una playa cercana; bueno, más bien como una ballena. El ahogado parece una copia, en grande, del David de Miguel Ángel. En cuestión de horas miles de vecinos se han reunido para saltar y divertirse sobre el cuerpo del titan fallecido.

Poco a poco irán amputando partes y más partes del cadáver; el gigante será asimilado por los humanos y lo demás por la mar.


Problema de reingreso

Vamos subiendo río arriba por El Amazonas y nos encontramos con una tribu de indios un tanto especial.

Estamos buscando a un astronauta perdido ¡hace 5 años! Ni rastro del yanqui pero en una cabaña todos los relojes dan la hora exacta, ¡en plena selva!


Final de partida

Un condenado juega al ajedrez con su carcelero. Juegan partida tras partida; es un campeonato interminable. El protagonista juega y juega sin parar a pesar de que en este mundo todo está al revés.


El hombre iluminado

Charles Foster Marquand y el Efecto Hubble. Cada vez que los telescopios descubren y avistan una nueva galaxia algún desastre ocurre en este mundo.

La península de La Florida ha quedado anegada y millones de personas han tenido que ser evacuadas. Los vegetales se vuelven cristales.

El territorio se está haciendo cristalino y... nos quedamos sin tiempo.


La jaula de los reptiles

Una pareja de yanquis se solazan en una playa lejana atestada de turistas, y todos con sus aparatos radiotransmisores. Habrá, así a vuela pluma, unos 50.000 personas ocupando las arenas de la estupenda playa.

Están a punto de lanzar otro satélite artificial: 5,4,3,2,1,...

Completará una red sobre toda la esfera terrestre pero... aparece una extraña señal en todas las radios...


El delta en el crepúsculo

Justo al caer la tarde miles de serpientes salen al sol por las arenas del delta. Siempre en el mismo momento y cada día aparecen más. El doctor Gifford, impedido, tiene una jaula donde guarda serpientes para su observación.

Serpientes, el tipo ya solo ve serpientes en su alucinación.


Playa terminal

Traven vive en un atolón del Pacífico. En mucho lugares las arenas están fundidas por las pruebas atómicas.

De continuo se le aparecen los espectros de su esposa y su hija, fallecidas en un accidente de automóvil... quiere quedarse en este lugar para siempre.



Y hay más relatos de J.G. Ballard en esta estupenda antología.



Intangible

Intangible Cambios en el planeta natural. Amores luminosos, cariñitos pasajeros, que pasan por este mundo viajeros, peregrinos de Lo Inta...