Seguimos con la galbana
Hola, hola, mis reconocidos amigos, ¿está la cosa caliente, verdad?
Hay un tema recurrente en ciertos canales y redes sociales: La Fuente, la denominación miedica para referirse hoy día a Dios. No es un caño por el que brote un venero, esa idea es una reducción muy infantil. Reducir el Ser a un chorrito solo es válido para cabezas de chorlito...
A sus pies se extiende el Océano Cósmico, y en sus aguas podrías ver las galaxias.
La Playa Terminal. Podemos subir a pasear por ella, caminar descalzo por sus arenas; tenemos permiso para hacerlo. Suyo.
De nuestra parte queda el desarrollarnos espiritualmente, en conciencia.
¿Porqué vivir pasándolo mal?
Una cosa es que un día, andando por un sendero te retuerzas un tobillo; mecachis, pero eso se pasa al poco tiempo. Otra cosa es andar a la pata coja toda tu vida: ¡o eres de derechas o de izquierdas!
¿Y eso?
Eso es el Control Mental.
Yo echo de menos el salir a caminar por el monte, a intentar escuchar el dulce canto de las Oréades, las ninfas de las montañas. ¿Qué tenemos en las ciudades?
Es fácil observar que seguimos padeciendo una economía de guerra, manejada por una oligarquía de partidos políticos con listas cerradas. Un negocio redondo y cerrado de unos grupos comerciales locales, subsidiarios de las Grandes Casas.
O dinero o democracia; me repito más que un pepino, son dos cosas antitéticas.
La democracia no favorece los negocios financieros, especulativos; y al dinero le va mejor en tiranías como la china.
Blanco y en botella, ¿qué es?