Entropía
La entropía, bien entendida, suele resultar muy útil pues siempre procura cambios; queda de nuestra parte el hacerlos favorables a nuestros intereses.
En España vivimos, desde hace al menos 50 años, un delicado equilibrio de corrupción generalizada, más o menos consentida, y tal vez tan solo nos queda la entropía para terminar con este orden de cosas, tan materialista.
Autismo generalizado entre los españoles que se pasan las horas conectados a su teléfono. Cuando hace unos días se quedaron sin corriente eléctrica las antenas hubo escenas de desesperación: no podían acceder a ninguna aplicación de su “móvil”
¿No será que el móvil es usted? Y no necesita enchufe...
Mírese en el espejo, autista en progresión. Les veo cenando y repasando a la vez, entre bocado y bocado, chorradas en la mínima pantalla, ¡feliz digestión! Bueno, algo de bueno se puede ver en ello: ya no miran a la pequeña pantalla, no importa las pulgadas que tenga de diagonal, del televisor. Eso sí, se pierden el observar la Pantalla Grande que les presentan sus 5 sentidos corporales, y ya no digamos los espirituales.
¿Abducidos?, ¿autistas? No sé como explicar su estado actual.
Cuando abren la boca para decir algo me parece escuchar al chiss que llevan en la frente y les da instrucciones.
¿Cuándo se querrán dar cuenta?
Entropía es la propensión a los cambios, a los que no tienen vuelta atrás.
En copa rota no se bebe vino, ni bueno ni malo. ¿Verdad?