Camino de Santiago 2.009. De Boadilla del Camino a Carrión de los Condes

 


Finalizo mi recorrido fotográfico por el Camino de Santiago, año 2.009. Habíamos dormido en un gélido albergue en Boadilla del Camino y como el bar estaba cerrado nos pusimos a caminar sin mayor dilación en dirección a Carrión. Era el día 16 de diciembre y el invierno llamaba a las puertas.


Apenas pude hacer algunas fotos pues muchas veces la nieve nos daba en la cara. Una mañana muy divertida, desde luego.



Pronto se llega hasta el Canal de Castilla y las esclusas. Solo hay que seguir las flechas amarillas y al poco estamos en Fromista, donde paramos a desayunar algo calentito.


Si la nevada nos daba tregua caminábamos y si no parábamos en algún pueblo, como en Revenga de Campos.


Por fin estamos en Villalcázar de Sirga. Su famosa iglesia estaba cerrada pero había sitios donde comer. Mi compañero gallego continuó caminando pero yo me quedé a comer en el Mesón de Pablo Payo, y ya le seguiría tras el postre.



Con las manos en los bolsillos y bien abrigado llegué a Carrión de los Condes antes de que anocheciera. Buscando albergue...


Me dieron acogida, muy cristiana desde luego, en el Albergue Espíritu Santo. Las monjas encantadoras, como llegaba hecho polvo me consiguieron el teléfono de un fisioterapeuta que me atendió a pesar de ser una tarde tan fría y desapacible. Incluso me indicaron un mesón donde cenar copiosamente. 


Unas auténticas Hijas de la Caridad, ciertamente.

albergue Espíritu Santo



A la mañana siguiente mi gozo en un pozo, no paraba de nevar. Encontré desayunando al compañero gallego que se empeñaba en continuar hacia Sahagún. Llevaba unas botas de montaña y polainas, muy previsor el chico. Como yo calzaba unas botas de senderismo y calaban con la mirada le deseé buena suerte. Y que me avisara al llegar a León. Para mí era el final de este Camino de Santiago Francés. Ya andaría otros Caminos en años sucesivos.

Tuve la gran suerte de pillar el autocar que salía hacia Palencia, que con sus grandes ruedas podía moverse por la nieve. Me senté al lado del conductor y colaborando con él para no salirnos de la carretera conseguimos llegar a la capital. ¿Cómo volver a León?

Pues en tren, hombre, en tren. ¿Con esta nevada?

Pues sí, apenas pisé el andén y ya vi llegar a mis Compañeros del Depósito de León con Dora la exploradora, abriendo vía hasta Palencia. Hora y pico después nos daban la salida y calentitos nos fuimos hasta la ciudad de los dos ríos. El tren no pasaba más allá, para Asturias, así que... a buscarse la vida, y yo para casa que ya estaba bien de pasar frío.

Buen Camino, peregrinos.

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