Dignidad
Hola amigos, ¿alguno ha cantado línea? Pues entonces continuamos.
Hay dignidades que deben respetarse e indignidades que rechazar. Esto es algo básico pues cuando se pierde el respeto a la vida, incluso a la vida humana, se regresa fácilmente a la barbarie.
Yo siempre les trato de usted, y eso es por algo, algo muy básico. Tan solo mi esposa y algún allegado, ya jubilado, me pueden tratar de tú sin pedirme permiso.
Confío en que comprendan mi postura, yo no puedo ser juez y parte de las conciencias humanas y sus comportamientos; no soporto las faltas de respeto.
En el Inframundo siempre hay y habrá sitio donde incorporar a tanto mongolo como anda por las calles, y no digo nada por las... redes sociales.
Yo, como mucho, me limito a darles remedios para la... halitosis. Remedios caseros: ajo, cayena, caramelos de miel y limón, y el mejor de todos: yogur de leche de vaca, de pasto, de las que andan por el prado comiendo hierba. También le puede ayudar el echar un poco de bicarbonato en su cepillo de dientes, y después frote bien. Sí.
Remedios vendo que para mí no tengo.
Mientras andes pisando piedras y bebiendo de las fuentes del campo eres hijo de tu siglo y su violencia, como escribió Bernabé hace mucho tiempo. Es tontería quejarse.
Efectivamente, como dicen desde hace aun más tiempo los chinos, unas veces toca ser Yin y otras Yang. O como diría un forjador de los de ahora: no se calientan todos los hierros en el fuego al mismo tiempo.
Y después hay que sacudirlos por un lado y el otro, efectivamente.
Y aguantar el “tratamiento” con dignidad.
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