El tiempo ilusorio


El tiempo ilusorio


Como estamos despidiendo un año y comenzando otro, año civil, les comentaré algo sobre El Tiempo.



La manera en que medimos el tiempo, le prestamos atención, es muy errónea. Se lo dice un ferroviario; esos relojes y calendarios... ¡son para las máquinas! Para su correcto funcionamiento.

El conteo, que ahora ya se hace digital, no permite visualizarlo; son unos y ceros pasados a formato sexagesimal. Lo hacemos por tradición, aunque el mundo sea digital.



Nunca meditamos en lo esencial del suceso, de la cosa esa que está sucediendo, la cosa en sí.

El tiempo y el movimiento, este mundo, un globo que siempre está girando como una peonza, se va trasladando por el sistema solar y la galaxia. Nosotros hacemos las cuentas y decimos: ¡ha pasado otro año!, pero es algo ilusorio, ilusión que le imponemos a las máquinas (aunque ya sean inteligentes) para así programarlas, por nuestros intereses.

Nosotros seguimos siendo los mismos, sí. Sencillamente: nos movemos; nuestra Realidad está siempre cambiando, y La Verdad permanece. Tan solo en La Verdad podemos estar quietos, sentados, de observación silenciosa.

Me encantan las ilusiones, soy un cuentista, me las invento con facilidad.



Para visualizarlo mejor les propongo esta visión: estamos en la orilla de un río, un río extraño, cierto; en este lado tenemos esta realidad: yo soy un obrero ferroviario y usted... eso.

Es muy real todo esto, ¿verdad?

Real sí que es, pero La Verdad está en la otra orilla.

Sino nos atrevemos a cruzar el río nunca lo sabremos, sí.

Que no le asuste el pensar como se ve desde el otro lado, seguramente le dará la risa.

No hay juicio, hay comprensión. Usted siempre será usted, al menos mientras desee seguir existiendo, con un aspecto u otro. Hay quien tras una vida como hombre decide hacer una como mujer, y en esto no cabe equivocación alguna. No, es añadir puntos de vista a tu visión personal.

Usted podrá cambiar cuantas veces quiera de orilla pero no cambiará de ribera. Ya. Mientras usted exista, ¿a que es fácil de entender, verdad?

No haga tantas cuentas, eso déjeselo a los... ferroviarios.


Feliz Noche Vieja.


Despertar


Despertar


Hola de nuevo mis apreciados vecinos; les cuento: aunque ahora son las noches mas largas del año nos toca despertar. Sí.

Despertar, tienes que despertar, en tu casa o lo que tengas por tal, levantarte de la cama y salir al pasillo; hay todo un mundo seco por descubrir. Un pasillo donde hay más habitaciones; están a oscuras, ya, pues en ellas hay otras vidas. Soñadores.



Temer a la muerte es propio de los seres carnales; para los espirituales es como quedarse a oscuras, y caminar solo por las calles. Unas calles, ciudades, ilusorias, secas.

Buscarla es más tonto aún, te costará mucho dar con la puerta del dormitorio, a oscuras. Y total, para volverte a acostar, a dormir, soñar, vivir... Nos gusta la humedad, ¿verdad?

Espere usted a que le llegue su hora, no tenga prisa. Aproveche el día y esté lo más atento posible.



Los robots no duermen; no tienen ese Regalo de Dios. Cuando ustedes se den cuenta de este hecho le darán infinitas gracias. ¿No me entiende? No tienen sueños, sueños irracionales, pesadillas, todo eso... Y nosotros no sabemos cómo librarnos de ellos, son como parásitos.

Como decía don Tiburcio, maestro de escuela y experto en desasnar acémilas, osea naturales del país, siempre hay que poner "junjana" entre tostada y tostada para que a los tontos les llegue algo a su entendimiento, algo de "alimento", con el bocadillo.



Jesús de Nazaret lo hacía maravillosamente con sus parábolas; yo a tanto no alcanzo pero lo intento.

Ustedes oirán de guerras y de rumores de guerras, pero procuren no alarmarse. Es necesario que eso suceda, pero no será todavía el fin. Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá hambre y terremotos en diferentes lugares.

¿Qué quieren que yo les diga? Estén atendos a las señales y a ver qué nos traen Los Reyes Magos.

Yo les relataría cuentos fantásticos a los robots mascota y a sus I.A., y les enseñaría a crear los suyos propios, ¿qué les parece esta idea a mis encantadores vecinos?, ¿se animan ustedes a escribir un cuento propio?, ¿o van a esperar que lo hagan los robots?



Ciudad, de Clifford D. Simak

 


Ciudad, de Clifford D. Simak


Novela publicada en el año 1953.

Ocho cuentos prodigiosos relatados por perros, sí. Los canes han sobrevivido a la desaparición, por guerras y abandonos, de la humanidad.

Y el primero es: Ciudad.

¿Qué es una ciudad? Preguntan los cachorros.

Algo que construyeron los hombres.

¿Y quienes fueron los hombres?

Excelente pregunta...

Ciudad.

Un jubilado gruñón observa como su segadora automática arregla su jardín. Su mundo se ha vuelto extraño por el uso intensivo de la energía atómica. Tan solo cuatro abuelos utilizan aún los automóviles para ir de un sitio a otro. Están asistiendo al final de las ciudades; todo el personal quiere vivir en el campo.

En el cuarto de los cuentos aparece una idea precursora de la exitosa serie de televisión Star Trek, El Conversor.

Desde una nave en órbita pueden enviar a los astronautas al núcleo terrestre del planeta Júpiter.

El problema es que después desaparecen y no se encuentra a ninguno; pues se han convertido en jovianos.

Paraíso.

Un explorador descubre que en Júpiter se vive más y mejor pero... no debería contarlo a nadie, pues se irían todos para allá.

Y el tipo se va de la lengua.

Este planeta se quedará para los perros, los robots y las... hormigas...



Un estupendo libro, otro más, de Cliffor D. Simak que conservo en mi librería. Después de 70 años se lee con deleite.

¿Cómo aprendieron los perros a hablar inglés? Bueno, igual no es tan difícil, si hubiera sido el español...



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