Mercaderes del espacio, de Frederic Poh y C. M. Kornbluth

 


Mercaderes del espacio, de Frederic Poh y C. M. Kornbluth


Novela publicada en el año 1954

Un oficinista en apuros, ya tenemos tema.

Trabaja en la mejor agencia de publicidad de la ciudad de Nueva York. Es soltero y vive bien; el lobo aúlla muy lejos de su puerta.

Voluntad, Inteligencia y Eficacia es su lema.

El producto estrella de la marca es el MASCAFÉ, algo muy adictivo.

Mitchell, el protagonista, será el encargado de la colonización yanqui del planeta Venus.

¿Democracia o dinero? ¿Cuál de las dos gobierna en América?

Y por ello produce constantes guerras comerciales.

Para ambientarse Mitchell primero hablará con el astronauta venusiano, Jack, un enano que pesa poco más de 30 kilos.

Las peleas con los compañeros de trabajo le llevarán hasta las montañas de La Antártida, la Pequeña América es como la llaman. Y allí fallecerá; bueno, algo parecido, le darán por desaparecido y despertará trabajando para... una Casa Comercial.

Se incorporará a una vida esclava y con que le han cambiado el tatuaje con el Nº de la Seguridad Social. Pronto descubrirá cómo funciona el truco de los préstamos y la deuda siempre creciente de los trabajadores. En nuestros días se le aplica a los estados nación, siempre son impagables.

Entrará en contacto con los Consistas, una especie de anarquistas ecologistas.

Pero tiene a su Marte en trígono con su Júpiter natal y con su Ascendente en el signo del Carnero saldrá con bien de aventuras variadas. Incluso en La Luna.

Y como no hace la cosa Mitchell será el nuevo CEO de los negocios Schoken. ¿Quién sino?



¿Le remuerde la conciencia por ello? ¿Qué habría hecho su jefe en su lugar?

Ya podéis averiguar dónde irá a parar.

Frederic Pohl y C. M. Kornbluth.



El rebaño humano


El rebaño humano


Hola mis feroces amigos, el verano se va yendo, yendo..., pero hay cosas que no cambian, aún.

Las borregadas humanas, aquello que ya combatía don Quijote de la Mancha, hace siglos, y los pastores le molieron a pedradas, ¿lo recuerdan?. ¿Cómo se llegó a este estado de cosas?

Es una larga historia, según me han contado; hay quien lleva el inicio del tema a varios millones de años atrás, pero se puede reducir a eventos temporales y sucesivos. Como si fuera un cuento para niños.



A un planeta de una galaxia muy, muy, lejana llegaron unos seres que, manu militari, se impusieron a sus naturales y comenzaron a realizar con ellos muchos experimentos genéticos para lograr esclavos fieles y eficaces.

Los últimos que han logrado realizar lo vemos en nuestra sociedad actual, aborregada, totalmente controlada MAC. Pero no mucho más que aquella anterior que llenó el mundo de pirámides, murallas y castillos, si lo piensan bien.



Carbón animado corre por sus venas y su esperanza de vida se verá muy reducida en los próximos años. El carnal, el cuerpo humano, que guarda todos los secretos del Universo, pues lo lleva incorporado, está sometido desde hace miles de años, muchos miles de años, a la tiranía, cada año más tecnocrática, de unos seres para nosotros ignorados.


Nosotros estamos preocupados, actualmente, porque no comience una guerra atómica y a ellos les importa un pimiento volar este mundo en pedazos. Ya lo hicieron con uno que había entre Marte y Júpiter; no hace tantos milenios. Aquí llovió a base de bien.



A los que estudian los huesos humanos: yo he estado en Atapuerca, les resulta difícil de explicar las “mutaciones” ocurridas desde el Hombre Explorador al actual borregito. Nos parecemos como el huevo a la castaña, sí.

Y con el ADN pasa más de lo mismo; yo me he hecho análisis (en dos ocasiones) y es de irrisión este asunto.



Por comentar algo: tengo material genético de neandertal, sí. Asturianos, ¿qué ye, oh? Cagon mi...

No es mucho, no es mucho y yo prefiero las castañas que pillo en El Bierzo. También tengo un buen pico de material genético proveniente de unas gentes que vivían por la zona del Mar Caspio y guiando sus carros se vinieron hasta España.

Enterraban a sus finados escarbando unas sencillas tumbas en la tierra, y por esa costumbre pasaron a la historia canalla de este mundo. Les han llamado de muchas maneras y nombres curiosos, pero a ellos les da igual. Fueron los primeros en construir carros de madera y uncir a ellos caballos y mulos. Se trasladaban de un lugar a otro con velocidad inusitada, para su tiempo.



Ocuparon gran parte de España, Irlanda y Escocia; detrás de ellos vendrían otros pueblos similares que los romanos llamaron Celtas y Germanos. Pero eso es ya historia escrita, que a muchos nos resulta incomprensible.

¿Cómo es eso de que casi de la nada aparecen pueblos ya perfectamente formados? Y con capacidad tecnológica para invadir otros territorios ya poblados.

¿Tienen ustedes alguna explicación plausible?


Sombreros de cucurucho

Sombreros de cucurucho


Hola mis amigos, ideas simpáticas para de aquí en adelante. Que no es bueno añadir gasolina al fuego.

Opino que tal vez las chicas deberían volver a lucir unos lindos sombreros de cucurucho medieval sobre sus brillantes cabezas, recién salidas de la peluquería. Sobre todo las bajitas regordetas.

¿A qué me recuerdan?



Cada año que pasa resulta mas difícil hacer sonreír a las chicas, deslavazadas bellezas que en tan poco se consideran, se dan a valer, ¡y son hadas! Verdaderas, no necesitan baritas mágicas.

Hoy día la gente se ha hecho tan obediente a las directrices de los gobernantes... municipales, regionales, estatales, etc., que yo ya tan solo confío en las chicas.

En su rebeldía natural, en su inventiva inagotable. En su capacidad de mutar de una cosa a otra diferente.



Los parroquianos estamos adocenados, obedientes en grado absurdo. Yo soy un pensionista y no estoy para dar lecciones a nadie; yo hago observaciones y las escribo mientras veo a los albañiles trabajando en las obras.

Está todo muy parado, artificialmente quieto. No espabilamos y tenemos las conciencias aplatanadas. Serán cosas de la Matriz cambiante pues un día subo al tren y 300 kilómetros me parecen pocos y a la semana siguiente apenas salgo a las afueras y ya estoy deseando volver a casa.

¿A usted le pasa algo así?



Más Efecto Huysmans me parece a mí, pues para un jubilado todos los días son... domingo.

En cierta ocasión estuve por comprar un cucurucho de esos en una tienda de disfraces, para cuando me pongo a discurrir y escribir, sí. Pero no paraba de darme la risa y tuve que dejarlo en la estantería. Tenía estrellitas y era muy chulo, pero en fin, no sé, igual un día me animo y...

Igual me conecto con... la novena dimensión...


Intangible

Intangible Cambios en el planeta natural. Amores luminosos, cariñitos pasajeros, que pasan por este mundo viajeros, peregrinos de Lo Inta...