El caracol en la pendiente, de los hermanos Strugatski

 


El caracol en la pendiente, de los hermanos Strugatski


Una extraña novela de Anatoli y Boris Strugatski que culminaron el año 1968 pero no publicaron hasta el 1988. Un poco antes de que echaran abajo el Muro de Berlín.

Un relato prodigioso de la vida en la Taiga Siberiana, tal vez cerca de los Montes Altái, allá por los años 50, en los procelosos tiempos de la Unión Soviética.

Tenemos a un personaje: Perets, que vive en “la parte real” del asunto. Una estación de investigación, y él pertenece a La Administración que custodia e investiga El Bosque.

(Él sueña con conocer El Bosque, por dentro)

El otro protagonista: Kandid, vive en El Bosque desde que tuvo un accidente y se quedó en su interior. Vive en “la parte imaginaria”, con sus extraños habitantes pero constantemente desea volver a La Ciudad, que es como llaman al pueblo de los investigadores.

El problema es que... perdió la cabeza en el accidente; está mejor Callado. Vive en una aldea, que recibe visitas de muertos casi a diario, pero en sus alrededores salen setas sabrosas que les sirven de alimento. A los muertos no, a los Otros.

La vida en El Bosque es rocambolesca. Allí van a parar los fallecidos en guerras y purgas variadas que realiza La Administración. Se colmatan lagunas y cañaverales con tantas ánimas como llegan de las civilizadas ciudades.

¿Y qué importa? Tan solo hay que conseguir La Serenidad suficiente para alcanzar La Fusión en aras de mantener La Posesión. ¿No queda kéfir en esta casa?



Una de las novelas más quijotesca que he leído en mi vida. La obra de un par de genios de la literatura mundial.

Cuando Perets tiene que marchar de La Estación porque ha caducado su visa, en un camión, resulta que le apartan al conductor y al transporte le quitan las ruedas. Una sale rodando y la tienen que perseguir por las calles no mate a alguien. No recuerdo si lo consiguió.

No le queda otra a Perets que jugar al ajedrez con el gerente de La Administración... pero... de repente... todos los operarios reciben... La Llamada.

Perets no la puede escuchar y obedecer, no tiene teléfono propio, ni tampoco los mecánicos del taller de vehículos...

¡Habían cortado los cables telefónicos!

Para no escuchar las broncas de sus jefes.


Ojalá hubieran sido así mis compañeros del Depósito de Tracción cuando en el año 2021 nos hicieron a nosotros... La Llamada. Y se marcharon a hacer cola.

En fin, cada día amanece, que no es poco.

¡Ah!, y a mí también me encanta … el kéfir, sin hielo ni nada.


Alimentación amigable


Alimentación amigable


Hola amigos, unos consejos culinarios les paso hoy. Por cambiar de tema, aparentemente.

De todos nosotros son bien conocidos los alimentos que crecen bajo tierra pero son bastante ignoradas sus propiedades. A mí me encantan las zanahorias pero hay muchos más tubérculos como las patatas, mandioca, jengibre, ¡el ajo y la cebolla! Estupendos si tiene problemas estomacales o intestinales.

Hay más: cebolletas, rábano; en fin unos cuantos productos de la tierra que siempre sientan bien en cualquier tiempo y circunstancia.



¿Y qué podemos decir del arroz? Y sus muchas recetas en la cocina tradicional española.

Para mí la Gastronomía es la madre de todas las ciencias humanas y los cambios a mejor deberían comenzar por ella: hacia una Ciencia con Conciencia.

Conciencia de que consumimos seres vivos que matamos para alimentarnos. Y eso no es algo estrictamente necesario; pero tampoco vamos a echar solo patatas en la olla...



No les hablo de seguir ningún -ismo. No me gustan las sectas y sus aproximaciones.

Me parece mejor un irse dándose cuenta progresivamente; esto me sienta bien, esto otro no.

Llevo años proclamando las virtudes de beber agua solarizada, expuesta a la luz solar un buen rato. Y nadie me ha dicho jamás que le sienta mal. Con esto de hoy voy por el mismo Camino; incluyan en su dieta alimentos que crezcan bajo tierra, todos los que puedan, y ya me contarán.

¿Qué les puedo contar sobre el ginseng y sus propiedades medicinales?

Y no nos olvidemos de las trufas, el que se las pueda pagar, por supuesto.


Atenas y la perversión de las leyes


Atenas y la perversión de las leyes


Hola amigos, ¡vaya semanita! ¿verdad?, saltando de rama en rama.

Observo una perversión cada vez mas evidente en Internet; yo comencé chateando y esas cosas a finales de los años noventa, que ya llovió. Y veo que estos últimos años están presionando con leyes para tachar la información que no les resulta interesante, que se les va del control del relato oficial.



Si controlan los comunicados que la gente hace por Internet, mediante leyes, como hacían con radios y periódicos en España en los tiempos del general Franco, toda la “nube”, la caja de la Noosfera, estará bajo la dictadura global o local, país por país.

Eso no es bueno, ni virtuoso. Todos tenemos derecho a equivocarnos. Así aprendemos.



La Libertad, no es una señora estupenda que suelta rayos por la cabeza, no se rige por leyes; si acaso nos inspira para redactarlas. El estado y las organizaciones supranacionales ejercen ahora una perversión implacable, casi como aquella que Sócrates afirmaba que había en la Atenas de sus días.

De Democracia tenía el nombre, en realidad era una oligarquía encubierta, como siglos más tarde ocurrió en Roma y hoy día ocurre básicamente lo mismo.

La obsesión por el control de los medios informativos...¡eso no es virtuoso!

Se pilla antes a un mentiroso que a un cojo...



La Ley, decía Sócrates, la Doja, la Caja, es para mantener dentro a la gente, esclavos y libertos, pudientes y menesterosos, y nadie puede pensar fuera de ella. O eso se pretende.

Tan solo tipos como Diógenes se atrevieron a salir de ella, y vivir como los perros.

Dentro se quedaron, por no hacer caso del sabio, los perversos, muy legales ellos, y Atenas se derrumbó en pocas décadas.

Había perdido la ciudad el espíritu, la crítica, el alma de los griegos bajo la tiranía de las leyes que dictaban los “expertos” de entonces.

¿No les parece a ustedes que estamos hoy en lo mismo?


Conspiraciones como melones

Conspiraciones como melones Me estoy riendo y bastante a cuenta del dislate de querer hacer pasar por cometa a una inmensa nave espacial, ...