Dioses del Mundo del Río, de Philip Jose Farmer

 


Dioses del Mundo del Río, la quinta novela de la saga, en la que Philip José Farmer cierra las aventuras e incógnitas de las novelas anteriores.

Nuevas aventuras en el mundo de Farmer, y ya de entrada asesinan al único Ético que quedaba con vida.

Como han pasado años desde su llegada a La Tierra R. F. Burton y sus compañeros manejan bastante bien la fabulosa Computadora pero siguen sin tener acceso a las naves voladoras.

Tendrán que dar con el modo y manera.

De repente y por los túneles de la Torre aparece un enorme cilindro rodante lanzando rayos sobre Burton. Y detrás viene un agente de los Éticos.

Como los protagonistas no envejecen hay nuevas aventuras a la vista. Pero después de muchas páginas de peroratas el autor se enreda con la búsqueda de quien pudo ser Jack El Destripador; y mira por dónde este individuo aparece en La Torre.

Turpin va llenando el lugar de congéneres y la cosa se va animando.

Los terrícolas vuelven a recrear el mismo viejo mundanal mundo del cual proceden.

Como no son capaces de vivir a bien consigo mismo van llenando La Torre con gentes del Mundo del Río.

Se masca la tragedia...

Y por supuesto esta llega en las últimas páginas.

Para PH. J. Farmer esta raza nuestra no da más de sí.


Noética de la conciencia humana


Noética de la conciencia humana

Hola amigos, sigo en plan gota malaya con este tema. ¿Qué tal están?

Sigo haciendo una ligera investigación circunstancial de la estupidez humana y la falta de conciencia, pues hay mucha gente que duda que tengamos tal cosa, que podamos aislarla y pueda aislarse del cuerpo humano.

Las buenas ideas hay que pillarlas por el rabo y no soltarlas aunque te muerdan.



El aburrimiento, el tedio, es el rabo, el cerdito que revuelve a toda la cochinera, algo que nos consume pues el movimiento universal nos impele a actuar o al menos a hablar de continuo y nos resulta extremadamente difícil quedarnos quietos, en silencio, con la mente callada.

Esto es algo que nos hace sentir como estar en otro universo, el primordial, el de La Vaciedad, el de los no-nacidos en la carne o algo así. En vez de aburrido te sientes plácido.



¡Pero yo quiero girar! Que algo se mueva, entonces...

Sacrifiquemos algo; sacrificar reses en honor de un familiar fallecido, una hija que se casa o porque ha ganado tu equipo deportivo es una costumbre ya ancestral y bien asentada en nuestra humanidad.

¿Qué culpa tienen los animalitos?

Bueno, total, iban a morir igual.



¡Mate la gallina!

Sí, aunque ponga huevos de oro, antes de que pierda fuerza su carne, ¡ahora!

Verá usted que caldos más buenos hace con ella.

Mas o menos en este terrible acto se resume todo el conocimiento humano de este mundo y dimensión 3. ¡Ah! Y pele usted la gallina. Igual las plumas le sientan mal.

¿Le parece una tontería lo que acaba de oír?

Pues ahora discurra sobre las guerras y crisis internacionales de los últimos... ¿cinco mil años?

Cuando una civilización comienza a dar frutos y está a punto de dar un paso definitivo ¿qué ocurre?, ¿qué se les ocurre hacer a los controladores de turno?

¡Pues sí! Eso mismo.



¡Umm!, ¡me encanta el caldo de gallina! Me hace recordar a mis abuelas.

¿Y a usted? Ellas pasaron la terrible Guerra Civil Española, y el hambre consecuente.

Ya, bueno, que ya no hay gallinas como las de antes; ahora son mutantes...



No escribo ni leo para ágrafos, incapaces de escribir bien incluso sus insultos. No todo vale llegados a este punto.

Debemos comenzar a contar, y nunca mejor dicho, que se lo dice un cuentista, el tiempo por sucesos, eventos, festejos, no por calendarios, horarios, trabajos, esfuerzos.

No quiero ponerles los nervios de punta con lo que les cuento pero presten atención a esto: nos quieren hacer “trans” a todos; comenzando por los alimentos, las ideologías, los programas de televisión...

Yo soy... del transiberiano.


Estar un poco más espabilados y hasta la próxima, amigos.


Camino de Santiago, año 2001. De Compostela a Finisterre.

 


Año 2001, Camino de Santiago, De Compostela a Finisterre


Recuerdos fotográficos de un recorrido por el Camino de Santiago que realicé en el año 2001.

Esta entrada del blog os muestra fotos del recorrido entre Compostela y Finisterre.

Tras descansar en Santiago de Compostela un grupo de avezados peregrinos decidimos continuar hacia La Costa de La Muerte.

La primera etapa, cortita pero muy abrupta, nos llevó hasta Negreira, cuyo albergue de la Xunta de Galicia había sido inaugurado pocos días antes. A las afueras del pueblo y en lo alto de un monte, sin atención alguna. El dueño de un mesón recibía los pedidos por teléfono y subía las cenas en su furgoneta. Yo preferí bajar y darme una vuelta por el pueblo, cenar como Dios manda.

A la mañana siguiente tocaba una etapa de mucho cuidado con un final feliz en un albergue que son varias casas.




La hospitalera voluntaria, catalana, de Santiago de Olveiroa  solo sabía cocinar lentejas (y no muy bien) así que me tocó hacer una porra para comprar viandas y después la cena con la ayuda de las chicas. Quedamos todos encantados y después de la pitanza la hospitalera nos convocó a una meditación con velas, ¡como en Grañón! Maravilloso, yo incluso me dediqué unos minutos haciendo zen en un rincón a solas.



En la siguiente etapa yo decidí marchar hacia Muxía, y en compañía de una chica irlandesa hice esa larga etapa con un final inesperado. No había albergue y al ser agosto ni una sola cama libre en todo el concejo. 





Dormimos en unas colchonetas del pequeño palacio de deportes. Pero lo pasamos muy bien. Nos acompañaron otro par de chicos más que habían llegado hasta allí en autocar.

A la mañana siguiente los tres se marcharon para La Coruña.







Me quedaba andar hasta Finisterre recorriendo la Costa de la Muerte. Por el camino trazado y sin pasar por el Cabo Turiñán. Eso lo haría otro año. La playa del Rostro me dejó un grato recuerdo, también regresé años más tarde para pasear por sus arenas.



Finisterre, y nunca mejor dicho porque se me hizo larga la etapa, amén de un par de despistes y algún kilómetro de más que me metí en las piernas.




Tras contratar habitación en un mesón tocaba subir al faro a la caída del sol.



Había que quemar algo, según alguna tradición. Final feliz para la toalla y unos calcetines y no sé que más.




Tras contemplar la puesta de sol bajar al pueblo cenar algo consistente y despedir mi Camino de Santiago 2001. 



Tocaba dormir bien pues el viaje de vuelta a León es largo y por entonces muy lento.

Mucho ha cambiado este largo Camino de Santiago, y en muchas cosas para bien. Quedarse con lo bueno, los recuerdos amables y desechar lo demás.

Tal vez ponga más fotos peregrinas en entradas siguientes.


Otra mirada al Camino de Santiago

Una mirada nostálgica al Camino de Santiago mediante un fotomontaje musical, lo hacemos caminando; en verano por millares en invierno cuatro...