Socrates y la paradoja

 


Sócrates y la paradoja.

Un tipo muy curioso que animaba a sus discípulos a pensar por sí mismos. A salirse de la Doja o conjunto de creencias socialmente aceptado (ahora lo llaman Matrix, pero es lo mismo) y pensar desde fuera de esa "caja". 

Ser para-dójicos.

Tanto les hizo discernir que llegaron a la conclusión, ellos solos, que en Grecia ya no quedaban dioses. Los habría en tiempos de Aquiles y Odiseo, seguro que en los tiempos de Heracles, pero en sus días no.


Enteradas las autoridades de Atenas, que no tenía nada de democrática, del caso le dieron a elegir: o Doja u ostracismo. O aceptas nuestro maravilloso modo de vida o te largas de la ciudad con tu cabecita a otra parte.

Sócrates eligió la cicuta.

Era el hombre más sabio de su época, y de varias otras que vinieron detrás. Pero se ganaba más con los templos y el fabuloso negocio que representaban. 

Buda y la inversión de la enseñanza

 


El ejemplo de Gautama el Buda es paradigmático sobre la inversión de la enseñanza, darle la vuelta para que no se entienda nada.

El tipo se liberó de humanas ataduras, de su familia y todo eso, alcanzó la Iluminación y se lo contó a todo aquel que quiso escucharle.

Una vez fallecido su cuerpo carnal ascendió y se fue bien lejos de esta trampa de mundo.


Siglos más tarde regresó para encontrarse con unas multitudes que decían seguir su camino pero que estaban haciendo justo todo lo contrario de lo que él comunicó.

Tenían templos, cultos, sectas, evangelios, monasterios... 

Claro, se volvió a marchar.

Intangible

Intangible Cambios en el planeta natural. Amores luminosos, cariñitos pasajeros, que pasan por este mundo viajeros, peregrinos de Lo Inta...