Un tipo muy curioso que animaba a sus discípulos a pensar por sí mismos. A salirse de la Doja o conjunto de creencias socialmente aceptado (ahora lo llaman Matrix, pero es lo mismo) y pensar desde fuera de esa "caja".
Ser para-dójicos.
Tanto les hizo discernir que llegaron a la conclusión, ellos solos, que en Grecia ya no quedaban dioses. Los habría en tiempos de Aquiles y Odiseo, seguro que en los tiempos de Heracles, pero en sus días no.
Enteradas las autoridades de Atenas, que no tenía nada de democrática, del caso le dieron a elegir: o Doja u ostracismo. O aceptas nuestro maravilloso modo de vida o te largas de la ciudad con tu cabecita a otra parte.
Sócrates eligió la cicuta.
Era el hombre más sabio de su época, y de varias otras que vinieron detrás. Pero se ganaba más con los templos y el fabuloso negocio que representaban.
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