Un mundo maravilloso


 Este planeta es algo precioso y deberíamos ser más conscientes de ello.


De unas décadas a esta parte podemos disfrutar de fotografías desde cohetes y satélites.



Muchas y buenas sorpresas nos han traído sus disparos, fotográficos.



Y desde luego las fotos de alpinistas y exploradores de lugares lejanos.



Por eso digo: dejémonos ya de una vez de ideas absurdas y creencias infundadas. Cuidemos del planeta y él cuidará de nosotros. Demasiada vida artificial nos rodea y ya han convertido al cientifismo en una religión. Ningún robot o tecnología novedosa nos va a "salvar" de la estupidez.
Vale ya. Salgan de su estrecho círculo o esfera, dense una vuelta lo más lejana posible, y disfruten de un mundo maravilloso.
Es el consejo de un jubilado, un alegre buscador.

Marruecos, crónica de un viaje en 1985

 


Unas fotos de recuerdo de una excursión de varios días por Marruecos y la Cordillera del Atlas. La Expedición Pactra 85 fue un completo éxito para sus organizadores: El Club Alamo de León.

El paso del estrecho de Gibraltar resultó incluso divertido, tanto a la ida como sobre todo a la vuelta.



Nuestro objetivo eran las montañas del Atlas, el Gran Toubkal, pero con el paso de los años lo más interesante es remirar esas fotos que hicimos por pueblos y aldeas. 


No resultaba tan interesantes las grandes ciudades como Rabat y Marrakech o incluso Fez, por donde paramos, como las cárcabas y las montañas.





La gente.



Y su alimentación. Fueron unos pocos días comiendo lo mismo que la gente de allí, gente humilde pero buenos cocineros.



Hoy día ya no necesito volver por Africa, los tengo en el barrio y su comida halal a mi disposición en sus tiendas.





Para ir de un lugar a otro íbamos en autocar, en algunos lugares como los puentes teníamos que bajarnos y pasar andando primero, no se fueran a hundir con nosotros dentro.

A las chicas de allí les encantaban mis pantalones, no sé si en estos días les dejarán ya ponerse algo similar.





Bonitos recuerdos. La Cordillera del Atlas es impresionante.

Ya pondré más fotos, si las encuentro.





Casa de Vida, libro

 


Cuando escribía Los viajes de Ladmis Pan me fueron surgiendo nuevas ideas, para otros relatos. Viajes por el tiempo espacio 8 , ¿y por qué no al antiguo Egipto? A aquella maravillosa civilización.

Acepté el reto, no sabiendo muy bien dónde me metía. ¿A Egipto antiguo?

De acuerdo, pero nos vamos al origen, al origen de lo conocido, poco después del hundimiento de Atlántida y el diluvio. Comenzamos desde cero.



¿Cómo era el territorio por aquel entonces?

Verde, mucho más verde de lo que imaginamos. Y grandes lagos por todas partes.

¿Y las gentes?

Negras, muy negras. Gentes de lo que hoy llamamos Sudán, Chad, Malí, para que nos hagamos una idea.



¿Y cómo comenzó todo este ímpetu por construir cada vez cosas más grandes?

Todo nació con El Radiante y su Casa de Vida, a partir de él la vida humana en las orillas del gran río no tendría vuelta atrás. Nacería una radiante cultura y prodigiosa civilización.

Eso sí, recibió buenas ayudas de unos tipos a los que yo denominé: “los hombres fuertes”, blanquitos ellos. Le llevarán río abajo a conocer la inmensa estatua del Rey León, y el templo que construyeron a sus pies. (Hoy día enterrado bajo las arenas)



También recibió alguna manita de seres del espacio, pero poco le podían decir. Todavía coleaba una terrible guerra en el sistema solar, y aquí abajo tan solo nos habían dejado piedras. Piedras enormes y redondas. Petrificados.

Casa de Vida, posiblemente el mejor relato que he escrito en mi vida.



Se acompaña de cuentos como Viaje inaugural a la luna Titan. Saturno os ama.

Un viaje en un tren del futuro, trenes que viajan a gran velocidad por el sistema solar. ¿Lo pasa usted a creer?

Nos hundimos.



El especialista en salir a flote es Loot, y en el relato En la flor de la vida se supera y multiplica maravillosamente. Y también su esposa, la Portadora de la Lanza.

¡Ah, cuando llegamos a ser sesenta y cinco mil quinientos treinta y seis! ¡¡Qué experiencia prodigiosa!!

¿Y qué pasó entonces?

Pues nada, que Noer empezó a decir que iba a diluviar, no a llover, ¡a diluviar!

Y nos cargamos los bosques del Líbano para construir el tetraedro.

¿Tetra...? ¿Esa montaña de maderas?

No se hundirá, te lo aseguro, no nos vamos a hundir por mas que llueva, ¡ja!

Vete a dar de comer a la pareja de elefantes, anda, pesao.



No podía cerrar el tema de los viajes temporales sin regresar a los tiempos de Octaviano, el augusto. ¡Qué pesaos con este tema y días! 

Escribí La decisión del decurión, Las doce estrellas, para dar por zanjado, de mi parte, este rollo y rollos variados sobre qué ocurrió en oriente medio durante su principado.

Disfruten con su lectura.





Intangible

Intangible Cambios en el planeta natural. Amores luminosos, cariñitos pasajeros, que pasan por este mundo viajeros, peregrinos de Lo Inta...