Depuración para disolución de amarres antiguos
Durante milenios la humanidad ha alimentado, creado incluso, a docenas de dioses, dioses menores, de andar por casa, por este globo, y al día de la fecha lo seguimos haciendo. Tienen nombres sonoros, millones de devotos que les regalan a diario ¿ectoplasma? Llámalo como quieras. Pero el caso es que las gentes se humillan en templos y campos para alimentar a esos egrégores.
¿Qué es un egrégor? Es un concepto que proviene de la Grecia Clásica, Los Vigilantes, creados por los propios seres humanos con sus creencias y oraciones. Ellos tenían a Apolo y Atenea y otros muchos, uno diferente por cada ciudad; lo tenían claro: era el Vigilante de la ciudad y su territorio. Hoy día estamos en modo similar, pero ignorantes como infantes; millones de personas orando a diario para darles de comer. Y sus nombres nos suenan a todos incluso cuando estamos durmiendo. Su comportamiento suele ser el de su comunidad, el pueblo o pueblos que les sustenta; por lo general son agresivos, destructivos, nada amorosos.
Espiritualmente son criminales, dando matarile a cualquiera que les cante las cuarenta. Como no sea en bastos vas de..., lo mínimo es un buen puerro por tu...
Por supuesto no respetan a nadie de un nivel inferior, más que nada por que tu ¿ectoplasma?, es el de un individuo y el suyo reunión de millones. Como, además, sus adeptos tienen codificado en un libro o libros sus mandamientos jamás un humano como tú, un vecino tuyo, saldrá en tu defensa, pues... ¡ofendes sus creencias! Los libros son sagrados, por supuesto, las tradiciones centenarias e incluso milenarias; los dioses vigilan, ¡siempre están vigilantes! Del rebaño humano que apacientan. Y del cual se nutren.
Entre los que vinieron de fuera, anunakis y afines, y los creados aquí yo tengo perdida la cuenta de a cuantos egrégores le reza la gente casi todos los días de la semana. Por supuesto tienen sus órdenes militares de guardianes subalternos: Devas, Arcángeles, Orixás, y no se cuantos más, la Armada Celeste. ¿No lo pasan a creer?
En el año 2.020 y sucesivos agentes agresivos llegados del espacio profundo realizaron limpieza tras limpieza de este planeta, desde la raíz a las puntas, desde el centro planetario hasta las capas altas de la atmósfera sacando de este mundo energías oscuras pero, lamento decirlo, sus esfuerzos resultaron a la postre... baldíos.
La gente, la de aquí y la de allá, en cuanto pasaron las olas de infección, que fueron siete, y que no se nos olvide, volvieron, por programación sutil, en el propio ADN, a llamar a sus dioses, y a alimentar a sus egrégores. Así nos va.
Hacer una “depuración” no es tan fácil como en los modernos ordenadores, líneas de código corruptas, algoritmos anticuados en el Sistema Operativo, las “puertas de atrás” en la CPU, todo eso; somos seres humanos, carnales y espirituales y nuestra tecnología personal está millones de años por delante de la informática; hace falta mucha sabiduría para gestionarlo, y vigilar tu “puerta de atrás” (por lo del puerro y eso, que luego estás de un fluido que das miedo).
El amarre es por pasiones y emociones, incluso por sentimientos elevados; fue colocado hace miles de años, como una soga invisible para mantener al género humano sujeto con templos, ritos y diversas fórmulas mágicas para que no se pudiera menear ni lo carnal ni lo espiritual.
Tan solo algunas sacudidas en la Matriz 3D, en forma de terremotos, huracanes, gotas frías y similar está consiguiendo hacer espabilar a uno por aquí y otro por allá. Entre más de 8.000 millones de terrícolas; algunas docenas tal vez de avispados entre miríadas y miríadas de congéneres que se seguirán... humillando ante unos dioses de poca monta, y que no se podrían ni llevar a Marte, que está aquí al lado. ¿Me sigue?