La última calada
En la vida hay ocasiones en que nos suceden cosas inexplicables, algo que nos puede llevar muchos años asimilar. Existe una escala de valores por la cual la conciencia humana puede ascender o descender. Diferentes conciencias, aspectos de la Conciencia Superior, que nos pueden llevar tranquilamente desde los sencillos átomos a las complejas galaxias.
¿Lo pasa usted a creer?
Como usted sea terraplanista, abortista, materialista, seguramente no. Conciencias que pueden manifestar minerales, o seres vivos como los vegetales o los animales, sí. Las hay. En nuestro actual estado de ignorantes supinos los tomaríamos por dioses, pues por ahora tan solo sabemos extraer minerales de la tierra y alimentarnos de los seres vivos; no manifestamos, tan solo nos reproducimos.
Hablarles de las cosas estelares es tirar piedras al río, y ya tiene bastantes.
Comprendo que una persona, cualquiera, puede volverse demente de repente si le “vuelcan” una información para la que no estaba preparado, y en el mejor de los casos estará años y años dándole vueltas a la pelota a ver si entiende algo. Ese ha sido mi caso en algunas ocasiones, años pasados.
¡Alucinaciones! Ala, a tomar pastillas.
Todos los seres humanos requerimos una seguridad sensorial constante afirmándonos en esta realidad, constantemente la recargamos y nos alimentamos de la Matriz 3D. Si nos sacude un terremoto o algo que mueva nuestra realidad nos quedamos aterrados, algunos por mucho tiempo.
Es un consenso generalizado al que nos sumamos; todos decimos: al pan, pan, y al vino, vino.
Y eso tenemos. Menos quejarse de lo que nos sucede y menos atender a tanto medio pedo y a sus mentiras y vídeos en YouTube.
Si la tierra se abre bajo sus pies es normal que usted se asuste, pero ¿hacerlo por un... cometa?
¿Por la subida del precio del oro? ¿Por qué perdió un partido el Real Madrid?
¡El regreso de los Rolling Stones!
Eso, eso, eso sí que... ¡Tierra, trágame!
Cualquier cosa que se sale del comer y sorber, incluso todo a la vez, nos descoyunta la cabeza. ¿Qué me habré fumado hoy? Pues el mismo pitillo de siempre...
Todo auténtico fumador sabe que siempre es el primero y el último cigarrillo, es una pura repetición de la jugada. Nunca sabes ni sabrás cuándo darás tu última calada.






















