Angustias
Hola, ¿qué tal andamos? Veo a muchos cabizbajos, y no será por escuchar mis vídeos.
No quiero que por mi causa adquieran un síndrome de... ¿ansiedad? Yo tan solo describo y advierto.
Si ustedes no quieren identificar a los chupasangre puteros y toxicómanos que viven a costa de sus labores y afanes yo lo respeto. Cada quien es cada cual y él sabrá cómo se deja explotar, y por quienes. Yo indico: mirar aquí o allá, ¿qué observáis?
Algunos de mis conocidos me parecen al verlos como La vaca que ríe, y lo siento pues como les quiero así se lo digo: ¿No notáis que os están...?
Hay días que yo me siento como una noria. Sube y baja, y vuelta a subir.
Por cierto: fue un estupendo invento de los egipcios para subir el agua del río hasta donde quisieran, a sus pueblos y campos de cultivo. Así llegó a ser el país más rico y fértil del planeta.
En ocasiones observo, en este mundo de luz y oscuridad, como si todos, hombres y mujeres, estuviéramos jugando a La Sardina. Un juego de cuando éramos niños.
Reunidos en una casa grande se elige a uno que hará de Sardina; se apaga la luz y esta corre a esconderse. Tras unos segundos todos salimos a buscarle. El primero que lo encuentra se lo calla y queda también escondido de sardina, y el segundo y los demás. Hasta que tan solo queda uno hablando y dando vueltas por la casa; a oscuras buscando un interruptor eléctrico.
Ese es el perdedor cuando vuelve la luz pues los demás han estado quietos y callados, para no delatarse.
Refugiarse en la oscuridad, calladitos, hasta que el perdedor ... ¡Nos ilumine de nuevo!
¡Hágase la luz! Sardinas, que yo pago el convite, hasta donde me alcance la pensión.
Ya veréis, esto va a ser el despiporre padre. Podéis dejar de ocultaros y de pasar angustias.
Salir todos.
