En medio de las cosas


En medio de las cosas


Así como la nariz está en mitad de la cara y apenas la miramos es nuestro comportamiento. Casi a ciegas, pues apenas vemos lo que hacemos.

Conozco personas que se echan o van a que les echen las cartas para saber cómo está la cosa, su realidad, pero no son capaces ni de mirarse un minuto seguido al espejo, callados, en silencio.

Y si se lo echas en cara te miran como si fueras... el galán fantasma o algo así.



En Europa no hacemos otra cosa que sacarnos la pelusa del ombligo mientras en Oriente no paran de progresar. Sus I.A., son ya prácticamente imbatibles y detrás va todo lo demás. Ya ni se generan ideas interesantes que fue el plato fuerte de los europeos por siglos. Tan solo se les ocurre a la “inteligencia” actual enfrentar a unos países con otros para seguir engrosando sus cuentas de resultados.

Así vamos en picado, ¿cuándo nos quitaremos la venda de los ojos?



En los últimos siglos del Reino de Egipto, ya bajo dominación griega, se creó un culto interesante pero del que apenas se guarda memoria. Nos quedan sus obeliscos, los gorros y vestimentas de los obispos, la alquimia, la astrología (llamada Caldea) y las cartas del Tarot. Poco más para intuir cómo discurrían aquellos greco-egipcios antes de la “invención” del Cristo, el Iluminado, y todo lo que vino a continuación.

Hay tantas cosas que los europeos tomamos como propias y que provienen de África...

Hay muchas cosas de tipo virtual en lo que tenemos por real y con cuatro cosas que sepamos podemos “inventar” algo extraordinario; como hicieron Los Tolomeos en Egipto tras la muerte de Alejandro el Magno. Todo aquel rollo antiguo de Isis y Osiris ya no chuflaba, se habían ido siglos atrás de este mundo. Así pues los griegos inventaron todo un curioso culto que duró hasta la caída del imperio romano de occidente y la ascensión del Cristianismo.

Los obispos sencillamente se pasaron del culto antiguo al nuevo, de entonces, no tuvieron que cambiar del griego al arameo, y así siguen. Tan contentos, viviendo del cuento. La mayoría de ellos no cree en lo que predica; lo ven como un oficio más, podrían haber sido... ¿fontaneros?. Y de los cultos posteriores prefiero no opinar, pues causan sonrojo. Si les dicen que se tiren a un pozo... lo harán.



¿No me cree, vecino?

Da igual, todavía hay millones de personas como usted que le atribuyen ¿virtudes mágicas? A los cuentos porque están escritos. ¿Y eso? ¿Porque están en papel? Y ahora en soporte digital.

En los tiempos del Imperio Romano de Oriente, Bizancio, la escritora Ana Comneno dejó ya bien claro y por escrito que lo que creemos y sostenemos como algo histórico, La Historia, en realidad es el estudio de documentos escritos. Los que se conservaban en su tiempo, y hoy día se hace más de lo mismo. Y lo mismo ocurre con La Religión, exactamente lo mismo.

¿Entonces? ¿En qué quedamos? ¿Por dónde tiramos?

Porque yo os digo que si vuestra justicia no supera la de los escribas y fariseos no entraréis en el Reino de Los Cielos”, entonces y ahora.

Todo son cuentos, apuntados en un libro. Aprenda usted a escribir el suyo propio. La Realidad actual está sustentada sobre relatos fantásticos que escribieron otros. Unos “otros” a los que ya no se les puede pedir explicaciones por su comportamiento. Esto es así, amigo.



1 comentario:

  1. Seguimos y seguiremos con el comportamiento borreguil , no espabilaremos así pasen los años o siglos , lo que digan los sinvergüenzas de siempre , llámense pedro , o llámense juan....

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