Vermilion Sands, de J. G. Ballard

 


Vermilion Sands, de J. G. Ballard


Compilación de cuentos publicada en el año 1971

Vermilion Sands es el balneario donde cualquiera con dos dedos de frente quería pasar el resto de su vida, ¿o tal vez no? A Dalí le encantaría.


Los escultores de nubes de Coral D

Un acróbata jorobado y un extraño escultor llegan a casa de un aviador retirado que construye cometas y sencillos planeadores. Les enseñará a volar. También se les unirá Van Eyck, un don Juan de pacotilla. Pronto comenzarán a hacer exhibiciones de vuelo sin motor y esculpir nubes sobre las cabezas de los turistas.

Prima Belladona

Nos encontramos con Jane Ciraclydes, cantante retirada, de la que se sospecha que es mutante y de la que todos se enamoran.

En una ciudad donde hasta las plantas cantan ha llegado una extraña cantante, bellísima y mortal, y solo se le ocurre entrar en una pequeña tienda donde crían flores, flores cantarinas...

Y se empeñará en adquirir una extraña orquídea



El juego de los biombos

Un mágico pueblo del salvaje oeste americano, donde solo habitan fantasmas del pasado. Queda el recuerdo fugaz de Emerelda Garland.

Su llegada al lugar fue para rodar la película Afrodita 2000

Ella era la protagonista, por supuesto. En un desierto donde insectos y arañas lucen piedras preciosas, ella mas que ningún bicho...




Las estatuas cantantes

Seguimos en el país de las piedras y las plantas cantantes pero, entonces, aparece Ella: Lunora Goalen, bajando de un Rolls Roice dorado. Ricachona, mecenas de artistas, busca esculturas que suenen a su paso; por ejemplo un cuarteto de Anton Webern (Yo prefiero su música coral)

Una grande, de al menos 4 metros de altura, será su última adquisición.



Grito de esperanza, grito de furia

Extraños yates levitan sobre un mar de arenas, las corrientes termales les impulsan sobre las grandes dunas.

El protagonista sale a perseguir un cardumen de rayas voladoras, pero embarranca en la arena. Será rescatado por Hupe Cunard, un holandés muy viajero, que se apiada de Melville, cazador de rayas, malherido, para que no sea el cazador cazado...



Venus sonríe

Mas esculturas sónicas, es ya la moda en todo el mundo y más aún en Vermilion Sands; pero, a fuer de ser tan puristas en el tema, les cuelan un espantapájaros metálico para la plaza central.

No es que sea feo el asunto, es que “la cosa” emite sonidos y además crece diariamente.

¿Qué haremos, concejales, eh? ¿Qué podemos hacer con ella?

El mal crecerá por todo el mundo...


Dile adiós al viento

Entre las ruinas de un club abandonado y la escoria de los vagabundos toxicómanos aparece una bella joven de cabellos coralinos bailando al son de una bonita canción.

¿Porqué irá a ese estragado lugar semejante bellezón?



Hay mas cuentos en esta colección. No es mi preferido de Ballard, pero merece la pena su lectura; me gustó más Mitos del futuro próximo.


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