Sin remedio
Hola amigos, ¿seguimos festejando?
¡Voto a bríos y hasta los confines de la tierra!
Como no estamos para mezquindades no atendemos a conspiraciones palaciegas ni de grandes Corporaciones. Yo no suelo escribir sobre política actual así pues no puedo mencionar a algunos individuos que más parece que se mirasen en el espejo de la hechicera. ¡Se verán muy guapos! No digo yo que no.
Tal vez deberíamos abandonar esa vieja costumbre de meternos en la boca más de lo que podemos masticar. Y eso sí que lo digo por los políticos.
Mejor volveríamos a jugar a los cromos, sí, ¿los recuerdan? Los apoyábamos en una pared, a más de un metro de altura, y los dejábamos caer al suelo. Si uno caía boca arriba, con la cara del futbolista, Migueli por ejemplo, sobre uno ajeno, boca a bajo, Amancio, te quedabas con ese cromo.
Se tiraban muchos cromos en cada partida y muchos jugadores cambiaban así de mano.
El caso era llenar tu álbum lo antes posible y como fuera. Incluso con jugadores del Sevilla; yo terminaba siempre antes la hoja del Betis. Yo buscaba todos los años como trucar mi cromo de Rexach para acabar pronto con todos los del Real Madrid y el Athletic de Bilbao.
¿Y las carreras de platis? La carrera ciclista. Usábamos los tapones de los refrescos poniendo en su interior el rostro de un ciclista o futbolista, y después un trozo de vidrio bien encajado para cubrir la foto, pues si esta se salía quedabas descalificado.
Hacíamos buenos callos en las rodillas de tanto jugar a los platis. Yo usé pantalones cortos, de vestir, hasta segundo de bachiller y los deporte hasta los...
Este verano volví a recaer con cuatro pares de pantalones cortos. ¡Y casi me compro un patinete!
¡No tengo remedio!
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