El hombre en el castillo, de Philip K. Dick

 


El hombre en el castillo, de Philip K. Dick


Novela publicada en el año 1962 (Aún no habían asesinado a J. F. K.)


R. Childan tiene una tienda de antigüedades yanquis, falsas, en un Oeste Americano invadido por los nipones tras la segunda guerra mundial. Se gana la vida bastante bien vendiendo “cosas antiguas “ a los turistas japoneses. La suerte le sonríe y una joven pareja entra en su tienda buscando cosas más bien “singulares”. Son ricos de veras y él quedará para visitarles en su casa y aconsejarles en sus compras.

Frank Frink es un obrero judío que al rendirse los U.S.A., quedó atrapado en California. Escondió sus armas bajo tierra a la espera de tiempos mejores. Pero han pasado 14 años y estos siguen sin llegar. Mientras los astronautas alemanes juegan al fútbol en el planeta Marte los japoneses siguen empeñados en educar, instruir, a toda Hispanoamérica (incluso a los indios del Amazonas)

Para cuando quieran lanzar un satélite artificial los alemanes estarán en las lunas de Saturno.



Frink tiene un secreto: un ejemplar del Libro de los cambios, las Mutaciones, el I Ching. Y sabe cómo consultar el oráculo echando las varillas de milenrama.

Un buen augurio viene en su ayuda durante una situación apurada. Sueña con recuperar a Juliana, su esposa, de origen español, y de armas tomar. Es como María Pita, Agustina de Aragón, es profesora de artes marciales y … terriblemente peligrosa. Se ha ido a la zona neutral, el Cinturón de la Biblia a vivir, a su manera.

Otro que también consulta el oráculo es don Nobosuke Takomi, jefe de la Delegación Comercial del Imperio del Sol Naciente en América. Está esperando la llegada de un diplomático sueco (un espía seguramente) Mal pronóstico.



El doctor Goebels comenzó su carrera pública como... escritor de novelas, y a la muerte de Martin Borman será el nuevo canciller alemán. ¿Qué será entonces del mundo?

El poder de evocación que tienen las novelas sobre el cerebro de los lectores no ha sido superado hasta nuestros días como maíz para la granja humana. Ahora los relatos los escriben las I.A.

Los Estados Unidos del Pacífico, como ellos le dicen, es el país de las falsificaciones y copias de copias y Frink tendrá una idea luminosa: triunfar haciendo y vendiendo auténticas piezas de artesanía. Las suyas.

Y una de ellas producirá un final insólito de esta distópica novela.



No es la mejor obra de Dick pero le dio un cierto renombre de escritor distinto, con talento.

Plantea dos inquietantes ideas: la primera es ¿son los libros producidos por los hombres o es al revés? Sin libros no hay humanidad que se pueda tomar por tal.

Y la segunda: ¿existen otros mundos, paralelos, y todos están aquí, en este? En uno los victoriosos alemanes están conquistando el sistema solar, en otro los ruskis y yankis aún no han conseguido llevar un hombre a La Luna. Y en otro …

Viva la ciencia ficción.


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