A la trampa de los deseos


A la trampa de los deseos


¿Qué tal les va, mis creyentes amigos?¡Atrapados! ¿Y eso por qué?

Estoy por sacarles las creencias y hacerme con ellas corbatas o pajaritas. Y venderlas en los rastrillos de los pueblos.

¡Bragas y pololos! También tengo, tontorolos.

Todas las redes sociales están destinadas a la satisfacción de los creyentes. Y también toda la Matrix.



En ocasiones me dado tanto la risa escuchando a “influencers” que he pensado en tomar algún emético para parar las convulsiones. Y me he tomado más de una aspirina... de las efervescentes.

¡Flusss....!

Ya estamos con las Olimpiadas de París. Ganar, ganar y ganar; que vuelvan los nuestros con un carro cargado de medallas.

¿No se siente usted como aplatanado? Será por la última tormenta... solar. Por cierto...

¿Dónde va a parar todo el agua que se evapora de los pantanos de España? ¿Usted lo sabe?



Debemos no perder el norte y recordar la expresión de B. Pascal: “que tiene el corazón razones que la razón ignora”. ¿He de poner los brazos en jarras para que se me entienda mejor? Yo no escarbo en los muradales para contarles cosas.

Es por el corazón que se mejora o empeora. Ustedes suben o bajan por su propio esfuerzo; nadie va a bajar a ayudarles. Se lo dice un montañero.

Intenten subir, a corazón abierto, hasta donde alcancen y después ya bajarán a contarnos algo, a los que seguimos caminando en la vieja Matriz 3D.


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