Job: una comedia de justicia, novela de Robert A. Heinlein
Comienza fuerte R. A. Heinlein la novela con una disputa entre el Hombre que Ha Viajado Mucho y el de la Autoridad en Todo a costa de un espectáculo que consiste en pasar descalzo sobre las ardientes brasas de una fiesta polinesia.
El Pelmazo Oficial lo arregla todo pontificando sobre cómo han de creer que son las cosas, aunque sus sentidos corporales les muestren algo diferente.
Otra alocada y extraordinaria historia de Von Heinlein.
¡Es que caminan por La Cuarta Dimensión!
Y así pasan sobre las brasas sin salir como churrascos pringosos. ¡Ja!
¿Va de Líneas Temporales? ¿Sí? ¿Lo pasas a creer?
Cuando comienza la novela el Imperio Alemán estaba gobernado por el Kaiser Guillermo IV, pero un inesperado cambio convierte a Alemania en algo ¡que tiene presidente de la república! Lo pone en los periódicos.
¿Qué está pasando aquí?
El protagonista está viajando a bordo del Barco del Amor y se enamora, perdidamente, de una de las camareras. Y cuando el gran barco se va a pique ella le mantiene a flote. ¿Qué ha pasado?
Que han chocado con un gran iceberg, ¡cuando pasaban cerca de México!
¿Lo pasas a creer?
La paranoia es el único enfoque racional en un mundo de conspiraciones continuadas.
Rescatados de los tiburones toca aventuras en México lindo y florido.
Y los continuados cambios de vía temporal les irán llevando de una peripecia a otra.
En la siguiente van a parar a un mundo donde existen... ¡los televisores! O caja tonta para el Común.
¡No me...!
La pareja aventurera sigue pillando una bronca tras otra, un cambio tras otro, totalmente dopada por el dinero.
¡Sí! Trabajan duro día tras día para conseguir una cosa que llaman dinero, ¿lo pasas a creer?
Y cada vez que hay un cambio ese “dinero” no vale un colín.
Una vez en los USA llegan a una ciudad donde la gente obedece, mansamente, a las luces de los semáforos. ¡Sin que haya un policía a la vista! Nadie se atreve a pasar en rojo. Esto es demencial, ¿no les parece? ¡Que no hay polis a la vista! Borregos.
No podemos pasar.
Y venga a trabajar en tabernas para conseguir el llamado dinero, que no son más que Mortadelos.
Trabajan duro las horas que pueden todos los días para conseguir unos papeles verdes ignorando que cada vez que los utilizan están determinando su destino, en los Mortadelos grabado.
¡Qué agonía de novela!
Y todavía voy por la mitad.
Van pasando de una vía temporal a otra y siguen sin poder llegar a Kansas, de donde es natural el protagonista. Su compañera es danesa, y bellísima.
Un sin vivir es seguir su largo camino a casa.
Ahora están en un mundo donde Escandinavia es un solo reino, y el rey se llama Federico... ¿Cómo? Bueno, al menos es... danés, hijo de la reina... Margarita. ¿Qué me dices? Lo cuentan los periódicos.
Llegamos a Alburquerque, ya pisamos terreno firme, lejos de las legiones de hispanos.
A cada salto se ven sin dinero válido ni pertenencias, excepto una maquinilla de afeitar.
No paramos de azorarnos con sus idas y venidas hacia Kansas.
Como el protagonista es tan profundamente creyente paran en una congregación al aire libre, para “recibir la Gracia”, a escuchar al Pastor. Y un huracán de los gordos le arrebata al cielo.
Por supuesto los ángeles salen a recibirle y llevarle a la ciudad Nueva Jerusalén.
En seguida le harán santo pero, pero, pero, no tiene a su amor danés a su lado.
¿Qué hará entonces? Por que a este ni San Pedro le para.
No se lo cuento; no demos razones al diablo para...; hacer de las suyas.
Muy divertida y aconsejable lectura, a no ser que sea usted un “creyente”.
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