Era de Acuario


Era de Acuario


Hola. ¿Qué tal están, amigos? Cambiando de signo astrológico, supongo.

¡Ah!. ¿Que usted no cree en esas cosas?

Yo tampoco, pero lo estudié a base de bien.



Desde que era un chaval he leído docenas de libros, de los llamados espirituales y afines, donde unos fantásticos gurús nos guiaban hacia la llamada Era de Acuario, o la Convergencia Armónica, o cosa similar. Buena parte de ellos se hicieron famosos y millonarios.

Todos ellos eran farsantes en casi todos los aspectos de la existencia, ¿no se lo cree?

Pues ya estamos donde nos prometieron y mire usted cómo anda la cosa.

Tractores aparte.



Casi mejor yo me compraría un acuario, para pasar los ratos libres mirando el movimiento de los pececitos. Seguro que alcanzaría niveles de conciencia mucho mayores que los que cualquier gurú me pueda prometer. Y me saldría más barato; hay que ser consciente de ello.

Yo es que soy muy de acuarios; es ir a Gijón, La Coruña o San Sebastián, y los pies me llevan derecho al acuario. Sentarme a ver los tiburones pasando por encima de mi cabeza. Sentirse uno con ellos. ¿Llamas gemelas?

A otros les dejo los cardúmenes.



Y continúo: drogas y supersticiones son el alimento infantil, la fosfatina, que tomamos el común del género humano, pensemos en ello.

En el siglo pasado, cuando quisieron salir, avanzar, de las supersticiones ancestrales, de la vieja Matriz, siguiendo teorías como la de la evolución o la mecánica cuántica lo que ocurrió es que se metieron en todo tipo de fantasmadas espiritualistas y en el desarrollo de nuevas sectas.

La más destructiva de todas, sin duda, fue la nazi; basada en la supuesta superioridad racial de un pueblo imaginario, pero hubo muchas más. Excepto en el bloque rojo, que con asesinar al que sobresalía y exterminar en masa a todo tipo de disidencia se veían felices y gozosos desfilando tras sus enormes armas de destrucción masiva, materialmente radiantes.



Tengo que volver a escuchar la Quinta Sinfonía de D. Shostakóvich, el prodigioso; y después algo de Benjamin Britten, para refrescar recuerdos del pasado milenio.

Habrá que seguir buscando en estos días procelosos como crecer en conciencia, siendo feliz en la transcendencia. O emigrar a Bután, que también podría ser.

Qué charada de noticias y de ideas nos asaltan día tras día, ¿no les parece? Y sin embargo estamos viviendo ya la Edad de Oro que durante milenios se soñó, ¡y nadie se da cuenta!

Nos avisaron los Mayas, los de otrora, que empezamos tiempos nuevos, cambio de Matriz planetaria, el regreso a La Claridad espiritual.

Pero la avaricia, ¡Ah, la avaricia humana! Sigue siendo muy comilona. La mayoría sigue a oscuras.



Mas de 8.000 millones de personas viviendo al mismo tiempo, ¡en el mismo planeta! Y nadie se da cuenta. ¿Cuándo se vio a millones de personas viajando en modernos trenes, aviones y barcos de un país e incluso de un continente a otro?

La edad de la abundancia es esta. ¿no se dan cuenta?

Una venda oscura, un velo tras otro, tendremos en la vista para no ser conscientes de ello.

Puedo enviar una foto o un correo a una amistad que vive en Tasmania y le llegará en instantes, y ella, a su vez, mandarme un paquete que me llegará ¡en días!

Y seguimos con los: ¡Ay! ¿Qué será de mí? ¡me quieren quitar mi dinero! Cerrar los cajeros...

No aguanto a los miserables, soy así.

Hasta la próxima, amigos. Me voy al Besugo a tomar un chato, que estamos en Piscis.




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