Ya les comenté en la anterior entrada que en las ciudades que visito lo que me gusta es callejear, sin guía, e ir de rincón en rincón sin más ayuda que un plano turístico. La Plaza de Santa Cruz.
Y también conocer lugares especiales, hasta donde me alcance el presupuesto. Me encantaría volver por allí en las noches de Santiago y de Santa Ana, a escuchar zambras y alucinar con sus bailes.
Como no, no podía dejar de visitar el fastuoso Parque de María Luisa, pero no tenía tiempo para entrar en el Museo Arqueológico, ¡hay tantas cosas que ver!
La Torre del Oro, a su lado "desembarcan" de continuo un autocar tras otro repleto de turistas.
Su recoleta Plaza de Toros La Maestranza, no es lo mío el mundo taurino pero no podía pasar sin verla.
Hay otras muchas plazas preciosas, y también lugares donde refrescarse disfrutando de un ambiente fenomenal. ¡Ole por sus tabernas y taberneros! Un poco carillo el vino pero se disfruta si se conoce un poco.
¡Por San Daniel que son estupendas las abacerías de esta tierra!
Con el turismo de masas me mezclo poco, lo justo para hacer alguna foto aquí y allá. Impresionante La Giralda con su victoriosa estatua en lo más alto.
Como fueron pocos días procuré mezclar un poco la vida en el centro con la de barrio, en este caso La Macarena. Estaban ensayando para la cercana Semana Santa y paré con ellos con un buen rato.
Al atardecer otro nuevo recorrido para terminar tomando algo y cenando en La Alameda de Hércules. Hacía bastante fresco a partir de las nueve de la noche. Muy buen ambiente en esta zona de la ciudad.
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