Luz solar y luz digital


Luz solar y luz digital


El cuerpo humano está sintonizado y armonizado con el Sol; nuestros ojos brillan con su luz y sufren con su ausencia. De antiguo se utilizaron las hogueras, lumbres, y las lámparas de aceite para no quedarse a oscuras. En algunos lugares y cultos antiguos se hacía cada mañana el Saludo al Sol, exponiendo las manos en señal de gratitud.



Una manera fácil de asimilar la radiación solar es mediante el agua: rellene una botella de vidrio, no importa si tiene algún color pero que esté bien limpia, y deje la botella en la ventana al sol, no importa si está nublado, durante al menos un cuarto de hora. El agua se vuelve neutra, ph 7, en esos pocos minutos; si la deja mucho rato se puede calentar. Se ha cargado de radiación solar y le será muy beneficiosa en cuanto la empiece a tomar. Somos seres luminosos y poco a poco nos iremos dando cuenta.

La luz eléctrica, a la que estamos acostumbrados desde niños, es por contra perniciosa. No tan solo por la luz que produce la electricidad en las luminarias, es por el ruido eléctrico que se transmite por los cables y las radiaciones, no ionizantes, de los contadores de consumo eléctrico. Mayor daño producen los aparatos router y wifi, que en ocasiones sueltan pulsos que pueden llegar a 70 microwatios por centímetro cuadrado, que pueden ser letales para un ser humano. El forense dictaminará... muerte por... causas naturales. Vivimos en una sociedad electrificada, rodeados de zombis digitales. La Radiación Schumann algunos día suelta chispazos que van más allá de los 100 hertzios.



La luz de las pantallas de los teléfonos no es buena para los ojos, tampoco la de los monitores de ordenador, sobre todo para los niños. Protéjalos.

Como nosotros ya conocimos la televisión desde chavales no somos conscientes de su utilización para el Control Mental, alimentamos nuestros sueños de niños y adolescentes viendo series de televisión. Dejo la rejilla de programación aparte y me refiero a la rejilla que transmite el propio aparato que tenemos en el hogar. En los televisores y monitores de ordenador de hace 30 años se podía ver en algunas ocasiones el barrido de fotones como bandas de color que iban de arriba a abajo.

Al pasar al sistema digital se perfeccionó la trama para hacer la televisión aún más adictiva; casi nadie es consciente de este hecho, incluso los trabajadores en los medios audiovisuales.

Las luminarias, es un caso similar e igual de reciente.

Pasar de las incandescentes a las LED está provocando similares efectos adictivos, que solo benefician a unas escasas élites mundiales. Que bien que procuran estar al margen.

El resultado actual es una sociedad de consumidores compulsivos, perfectamente programados desde la escuela al Centro de Personas Mayores (ancianos) Mirar la luz de las llamas de una lumbre, tal vez esté usted preparando un asado, nos relaja, nos llena de paz.

Mirar hacia unos puntos de luz LED nos pone "eléctricos", y enseguida nos enojamos. Son reacciones naturales.



Existe otro tipo de LUZ, que nos resulta extrasensorial, por el momento. Se puede percibir cuando usted está en un lugar tranquilo y puede cerrar los ojos. Es una Claridad que se percibe con el cerebro, a ojos cerrados, y que nos permite ver cosas y seres de... otra densidad, mas sutil.

Sobre todo: ¡no se asuste! No salte de la cama ni vaya corriendo a las urgencias del hospital más cercano.

Usted estará "visionando" en su entorno lo que sus ojos no perciben, su cerebro al completo sí. Si está en el campo pueden ser seres elementales de montes y ríos, de los animales. Si está en casa serán vecinos y visitantes y usted dirá... ¡pero si no están en mi cuarto!

Si abre los ojos dejará de verlos.

La energía eléctrica, con sus radiaciones, obstaculiza mucho el tener alguna percepción extrasensorial. La utilizan, sobre todo, para mantenernos atrapados, serviles, apoquinados.

Con La Claridad nos viene La Libertad, es mejor abrirse a ella; pero... usted decide, es su voluntad.



De nueva usanza


De nueva usanza


El cerebro piensa, existe luego no deja de pensar y en muchas ocasiones piensa mucho más de lo que uno desearía, y además cosas extrañas. Así pues, en el día a día, es mejor mantener un perfil bajo, y no pasarse con el café, y tampoco echar en la taza ese "líquido raro" que disuelve las cucharillas.

No ganamos para cuberterías.

Yo es que estoy hecho a las viejas usanzas.



Este país está atravesado por miles y miles de leyes, como agujas sobre un gran ovillo de lana.

Pero todas se rompen o corrompen por oro o plata, o el dinero fantástico, el fiduciario. Ninguna es tan dura que no se rompa o doblegue.

Esta nación, la española, fue durante siglos un gran ovillo sin cortes ni nudos interiores, sin defectos, sin hilos sobresaliendo, una gran obra de maravillosas tejedoras.



Es una pena observar como en nuestros días unos individuos, clientes de saunas insanas, están rompiendo las agujas y sacando cabos por todas partes. Las saunas sanas son vigorizantes, ¡esas duchas de agua fría! Pero estos sudorosos individuos de medio pelo, punteros y chapistas, tan solo están a los fuegos que se provocan en sus... "agujeros negros".

Este fue un país que se hizo grande por la mar, ahora solo quedan... marineros de congreso en congreso y de sauna en sauna.



Falta equilibrio entre fuerzas antagónicas, centrífugas y centrípetas, entre los que quieren romper España y los que quieren volver a Una, Grande y Libre. Equilibrar no es que todos seamos iguales, vascos y murcianos. Tiene que haber un equilibrio entre las aspiraciones naturales de unos y otros.

Armonía, eso hemos de procurar pues todos somos complementarios; y yo metería en el cesto a nuestros vecinos portugueses, que tan bien nos dan el contrapunto.



Debemos adaptarnos cuanto antes a los cambios que se están produciendo; observar la realidad con claridad. La humanidad no deja de procrear y masas humanas intentan ir de aquí para allá, en estampidas en alguna ocasión.

Al perro viejo le toca aprender mañas nuevas y hacerse a la Nueva Usanza. Es hermosa, ¿verdad?


Desesperante


Desesperante


Uno de los problemas severos que me he encontrado en estos últimos años es que cuando necesito a alguien con dos dedos de frente no lo encuentro por ningún lado. Es desesperante.

Podría ser que los consejos que doy gratis me están resultando caros, pero es que me gusta contar cosas, escribirlas y publicarlas.



De chico, recuerdo, me reía de las niñas que se creían el cuento de una chica que no era capaz de distinguir un lobo de su abuela. Ahora son sus nietas las que se ríen de mí; eres más corto de entendederas que un tiesto con geranios, es de lo más suave que me sueltan. Da igual que te pongan en la terraza de un quinto piso... ¡no te enteras de nada! Así opinan de mi.

Da igual lo que uno diga o escriba, la gente no lee ni escucha. Solo quieren diversión, que les alegres la vista, aunque sea con una arpía.



Según me han contado: en tiempos antiguos, antediluvianos, existió un culto que hoy día nos resulta chocante: Ver este mundo como un árbol inmenso, sus raíces estarían donde nosotros consideramos su centro, y en su copa, por las hojas mas altas caminarían los seres humanos.



Hoy día, y por influencias foráneas, podríamos ver este mundo como un pilar, un rascacielos, en vez del árbol y por puesto los seres humanos caminamos por el piso más alto. Nos hemos desconectado demasiado del planeta, de su naturaleza, vivimos en ciudades, tecnificados, y es por eso esta visión arquitectónica.



Si lo vemos como esfera, en una dimensión impar, sería lo mismo. El caso sería tener conciencia de esta gran obra de Dios, para nuestro buen uso y disfrute. Podemos viajar de un lugar a otro del globo o subir y bajar de piso, ahora La Tierra es un planeta abierto a los viajes y los viajeros, pero siempre deberemos guiarnos por el buen juicio y estar agradecidos.

Nosotros no hemos creado nada, así pues no destruyamos y seamos amorosos que esto es lo natural de nuestro alma; lo contrario es desesperante.


Agenda A

Agenda A Hacer algo Pro bono publico no suele tener recompensa alguna en estos días pero se queda muy a gusto tu conciencia. Les voy a ...