Excursión por la Montaña Central Leonesa

 


Disfrutando de una mañana primaveral, tirando a estival, subí con un amigo hasta el alto del Puerto de Pajares. Estaba abierta la cafetería del antiguo parador y pudimos hacer algunas fotos disfrutando de las vistas.


José Carlos Rabanal, avezado conductor y montañero, mi compañero de este día.


Antes habíamos hecho parada en curioso bar Casa Maragato, de Busdongo, donde paran tantos moteros en nuestros días.


Recordando andanzas por las montañas a la vista: el Alto del Barradal, la Peña Cirvanal, Sierra Negra y la Cruz del Ciego.


Un poco más a la derecha tenemos delante La Mesa y La Tesa, y detrás las Peñas Ubiñas y los Fontanes.


No podía faltar una foto al "Molinón de la Perruca", que no sé a quien se le pudo ocurrir poner semejante espantajo allá arriba.


Nos despedimos del antiguo Parador Nacional de Pajares con un cielo "espectacular".


¿Qué tal dar una vuelta por la Estación de Esquí de Valgrande? No sé si ha funcionado una semana completa en la pasada temporada; unos pocos neveros allá en lo alto y para de contar.


José Carlos ante el monumento dedicado a Chus Valgrande, que tanto luchó porque Asturias tuviese una estación de esquí. Aunque tuvieran que hacerla en tierras leonesas. Pero lo consiguió el hombre.


En la bajada breve parada para hacer una foto. Esa pequeña cascada será, kilómetros más abajo, el orgulloso río Bernesga que pasa por la ciudad de León.


Paramos a comer en el Ezequiel de Villamanín, pero no quiero ponerles los dientes largos (se come muy bien y a buen precio) y nos vamos por el Valle de La Tercia.
De frente Peña Ortegal y el Pico de La Brazosa al fondo.


Mas atrás tenemos La Barragana, Peña Negra de Arbas, Las Peñas del Prado, y El Meloita. Muy buenos recuerdos de todo este cordal; me falta por subir las Peñas del Prao, como dicen los de Cubillas.


Subiendo a la Collada de Aralla una parada antes del túnel para fotografiar Cubillas y Casares de Arbas. La presa no tiene mucho agua, me pareció a mi, poco más de la mitad. Ha nevado muy poco en esta zona este invierno.


En lo alto de la Collada y con Aralla a nuestros pies una estupenda vista de las Montañas de Luna y  Omaña; el pantano que está casi a rebosar. Por esta zona si que nevó a finales de invierno. Lo que son las cosas; en fin, un día caluroso para disfrutar de la Montaña Central Leonesa.




Descubrimiento y Conquista de Las Islas Canarias


Descubrimiento y conquista de las Islas Canarias


Hola amigos, ¿Qué tal va todo? Otro vídeo de un tema alternativo: sobre el descubrimiento y conquista de las Islas Canarias, unas sorprendentes coincidencias. Les cuento:



Cuando los españoles llegan a las islas, en plan conquistador, se encuentran con que los canes canarios son prácticamente idénticos a los mastines de la montaña leonesa.



Una vez pasadas las hostilidades la gente, ya comienza el mestizaje, se organiza en cabildos y concejos. El día de fiesta se hace reunión de concejo para hablar de los problemas que se tuvieran y después se aprovecha el corro para hacer aluches. Lucha canaria, que es la misma que la lucha leonesa.



Cuando Cristóbal Colón regresa de cruzar el charco, tras su segundo viaje cargado de oro, se inicia la conquista de las Islas Antillas. Y el sistema empleado será el mismo, que tan buenos resultados les había dado, en la conquista de las Canarias. Irán saltando de unas islas a las otras más allá del Atlántico llevándose consigo a sus perros mastines.



Otra curiosidad leonesa: cuando a finales del siglo XIX una plaga asoló las Tierras de León echando a perder la uva Prieto Picudo no les quedó otra, a los viticultores, que esperar a que desapareciera la plaga y después comenzar a replantar con cepas traídas de las Islas Canarias. Concretamente de la isla de Lanzarote. Se supone que en algún momento, siglos atrás, unos leoneses llevaron sus cepas a esa isla, pero... ¿de cuántos siglos estamos hablando? Que los isleños ya bebían vino cuando llegaron los peninsulares...

¿No deberíamos llamar al vino, tinto y rosado, de León vino Canario?

Yo es que soy un “canario”, de Trobajo del Camino, pero eso es... una historia familiar.


Espinas de Robert Silverberg

 


Espinas de Robert Espinas de Robert Silverberg


Novela publicada en el año 1967.

Una historia que desafió todas las convenciones por entonces imperantes.

La canción que cantaron las neuronas. Tenemos a Duncan Chalk, con obesidad mórbida, que es un monstruo sádico que se lo ha montado para ser muy rico explotando las bajas pasiones del público televisivo.

Ha preparado para su programa especial a un navegante estelar Minner Burris, que fue abducido por extraterrestres y le hicieron cambios en el organismo, y una chica Lona Kelvin que, bueno, es madre de toda una tribu tras participar en un experimento genético.

Minner vive enclaustrado en un cuartucho de un gran edificio, sin tener contacto con sus vecinos, y se pasa las horas hablando con su alter ego, invisible para todos excepto para él.

Chalk decide reunir al navegante con la chavala y sacar mucho dinero con el espectáculo.

Son una pareja de completos desastres humanos, lo ideal para un productor televisivo completamente sádico y para los millones y millones de mirones televisivos.

La chica es una suicida de libro; una vez tras otra intenta poner fin a su vida y a la pesadilla de ser madre biológica de... ¡100 niños! Y Minner está tan pirado que ama a los cactus, le encanta clavarse las espinas más grandes posible, sufrir los dolores pertinentes y después tener que buscar una cura.



Con esta novela Robert Silverberg volvió a saborear las mieles del éxito, a finales de los años sesenta, y a publicar otras muchas obras maestras. Ya les comentaré alguna más.


Intangible

Intangible Cambios en el planeta natural. Amores luminosos, cariñitos pasajeros, que pasan por este mundo viajeros, peregrinos de Lo Inta...