Agua solarizada, un buen consejo

 


Hace años que vengo aconsejando, a todo el que me quiere oir, que beba agua, sí, pero agua solarizada.

El agua que bebo cada día la paso siempre a una botella de vidrio, no importa si es transparente o de algún color, y la dejo en la ventana expuesta a la luz solar.

No importa si el día está nublado, el agua captará la energía, vibración e información solar en menos de veinte minutos.

Se vuelve neutra, ph 7, y muy sana para el cuerpo humano.

Haga usted la prueba. Solarice el agua que beba diariamente, ¡nunca en algo de plástico! Use vidrio o cristal. Y ya me contará.




Recuerde que recientes investigaciones han demostrado, sin género de duda, que en este planeta el agua en realidad son dos minerales, pues es un mineral, muy similares.

El primero de ellos forma moléculas con el conocido tetraedro del agua y su curioso ángulo.



El segundo forma moléculas con forma de octaedro, ¿agua diamantina? El caso es aún no se sabe cual de los dos tipos es el agua original de este planeta y cual el vertido en el llamado Diluvio Universal.

Tal vez, algún día, explorando el Cinturón de Kuiper o algún cometa demos con la solución a este enigma; entre tanto beba agua sana y solarizada. 


Busqueda de vida extraterrestre

 


Como aficionado desde chaval a la Astronomía he seguido desde entonces sus avances, como las ondas gravitatorias y los planetas extrasolares. Pero sigo muy decepcionado con el concepto y la metodología de la búsqueda de vida extraterrestre.

Fui colaborador del proyecto SETI, con un programa de ordenador llamado SETI@home que tuve durante años instalado en el ordenador y escribiéndome con los encargados del proyecto.



Desesperante, insistían en buscar señales de radio procedentes de civilizaciones estelares cuando lo único que se recibe son las señales de las estrellas, ¡de las propias estrellas!

Nadie va a utilizar un canal de comunicación que ya está copado por miles de millones, trillones, de emisoras.

Ya en plan de cachondeo les pedí que buscaran señales de televisión; no comprendieron mi humorada. Abandoné mi colaboración.



Ni en mil años encontraran algo interesante.

Buscan a millones de años luz en vez de en el vecindario pleyadiano, que son unas dos mil estrellas, no es moco de pavo. Pues erre que erre, sacan al espacio un nuevo telescopio y repiten y repiten la misma jugada: le ponen a observar galaxias lejanas. Va creciendo la lista de planetas extrasolares, sí, pero ni rastro de vida en ellos. ¿Y eso por qué?

Buscan las mismas condiciones de agua líquida y Tercera Densidad en otros lugares; sería más fácil encontrar una aguja en un pajar.



Mirar arriba: hay un elefante en el cielo.


La crux de los angeles, libro

 


Aprovechando unos días de vacaciones en la ciudad de Cádiz, en el año 2013, escribí una maravillosa novelita (novellette) que titulé La Crux de los Ángeles.

Cádiz, la Isla de León, la Tacita de Plata, es mucho Cádiz y los bares del barrio de San Martín muy... acogedores. Y qué rico ese vino blanco, fresquín, luminoso... me pedí el primer día que pisamos por allí ser vecino del Populo, hasta el fin de mis días.


En fin, que tenía la idea de escribir una historia; algo prodigioso ocurrido durante el reinado de Don Alfonso II, el Casto. Rey de los ástures y cántabros que se habían levantado contra el dominio mahometano, queriendo mantener sus viejas costumbres y romerías y la sidra y el bollo preñado y... todo eso.

Que enseguida estuvieron hasta la gaita de los moros... y comenzaron las batallas en el Monte Auseba, el Monte Seguro, y continuó la guerra el primero de los Alfonso, el cántabro, que llevó las fronteras del reino desde La Coruña hasta Vitoria.


Así pues llegamos a los tiempos del segundo de los Alfonso, atacando por sorpresa la ciudad de Lisboa, en el año 798, y llevándose de vuelta a casa un fabuloso botín.

Pero... ¿Qué nos cuentan las crónicas medievales?

Que dos años después del botín de Lisboa los magnates del reino depusieron al rey y le encerraron en un monasterio... ¡durante ocho años! Hasta el año 808 le mantuvieron el confinamiento, y porque las tropas musulmanas estaban arrasando Asturias fue cuando sacaron a Don Alfonso de monje y le pusieron de nuevo al mando del ejército.


¿Qué había ocurrido entonces?

Terreno sembrado para la fantasía: En el botín de Don Alfonso iban tres bajeles, bajeles musulmanes, concretamente de marinos gaditanos, que a su vez ellos habían arrebatado a la armada cristiana en una desesperada operación de recuperación de la ciudad de Málaga para el Imperio Bizantino.

Quien roba a un ladrón...


Y de vuelta a Gijón sucede lo inesperado... En un puerto de la Marina de Lugo, Vivero, el rey coincide con unos monjes, unos extraños monjes, llegados en una pequeña embarcación desde la Isla de Irlanda.

Los irlandeses son hermanos, de raza y de religión, pero ¿Qué les ha traído hasta las costas gallegas y en tan pequeña embarcación?

Quieren ir a Roma para dar cuenta a toda la Cristiandad del hallazgo de la Isla de San Barandan.

¡¡Qué!!

Y yo tengo tres bajeles...




La aventura se lanzará en cuestión de semanas; financiación más que sobrada: todos los magnates del reino quieren participar e incluso algunos enviarán a sus hijos a la conquista de...

Terra Incógnita.


Y no les cuento más de mi historia y de cómo aquellos hispanos, muy anteriores al también hispano Cristóbal, se llevaron con los incógnitos habitantes de aquellas tierras lejanas; y sobre todo con las... incógnitas. Las doñas del otro lado de la mar océana, tan similares a las que habían dejado en casa.


Don Alfonso pasó los últimos años de su largo reinado viendo crecer su sueño dorado: la Nueva Toledo, en tierras asturianas. (Novo Toleto-Ovieto-Oviedo) Y su fabuloso templo dedicado a San Salvador (Jesús de Nazaret) donde resguardar las reliquias del Arca Santa que unos monjes habían sacado de Toledo (el visigodo) y escondido en el Monte Sacro.


Su símbolo sería La Cruz de Los Ángeles; imagen basada en una visión que el rey, no tan casto como se dice, tuvo de niño a la muerte de Don Aurelio. Una cruz en el cielo.


Su testigo fue recogido por su sobrino Don Ramiro, el Justo, que amplió y mejoró la ciudad ovetense, aunque él personalmente prefería pasar los días en su Camelot del Monte Naranco.

Allí, dando gracias a San Miguel Arcángel por su protección, y en el templo de Santa María iría dando forma a su proyecto personal: Sus Caballeros Palatinos. Bernardo del Carpio, Hermenegildo de Oporto, en fin... los Doce de la Fama. ¿Recuerda sus nombres, verdad?


Pero eso ya lo dejaría para otro relato fantástico, ¡y tanto!


Ramiro y El Hazo.



Disfruten con las aventuras de los hispanos en la Terra Incognita.




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Aprovechemos el tiempo para aprender de una conciencia alienígena Seguimos a vueltas con el extraño “cometa” que en estos días está entran...