Camino de Santiago, Jacobeo 1999, Tercera parte.

 


Tras una noche extraña, durmiendo en el suelo, en el precioso pero inhóspito albergue parroquial de Grañon nuevo día de marcha. Al pasar por Redecilla del Camino nos recibe un cartel del Ente Autonómico de Castilla y León. Adiós Rioja, adiós.

Paré un buen rato en Viloria de Rioja y tuve la suerte de que un parroquiano me abrió el templo y me mostró la pila bautismal donde, me aseguró, habían bautizado a Santo Domingo. También nos dió a besar, a un peregrino irlandés y a mí, unos huesecillos del santo. Una peregrina australiana que nos acompañaba salió escopetada del templo y se negó a hablarnos el resto de la etapa. ¡Idólatras! o algo así nos llamaba, pues no entiendo muy bien el inglés australiano. 😉

Después paré a conocer la pareja formada por Acacio da Paz y Orietta Prendin, que estaban luchando por sacar adelante su modélico refugio de peregrinos. Después he parado a verles siempre que he pasado por allí.

La jornada andarina la dí por concluida en Belorado, grave error, pues el albergue municipal era de lo más cochambroso que he conocido. Pero no había otra cosa en muchos kilómetros por aquellos días.


Al día siguiente nos esperaba el paso por Los Montes de Oca. Una foto del Monumento de La Pedraja es de lo poco reseñable. Y que parando aquí me alcanzó un cura, me parece que era polaco, con sotana y todo, cargando con una cruz de madera y una serie de fieles recitando en voz alta letanías. Como lo hacían en ¿polaco? no entendí nada, pero me dio la impresión de que era el Santo Rosario.

Impresionante este lugar. Siempre que he pasado he parado a meditar, sobre la necedad humana en especial.


Y fin de etapa en el albergue del Monasterio de San Juan de Ortega. Estaba atendido por un cura, muy castellano él, adusto, y su encantadora hermana. Por la noche convidaban a sopas de ajo a toda la muchachada peregrinante. Como yo ya había comido morcilla de Burgos al mediodía, y todavía me daba de patadas en el estómago excusé probarlas. Yo soy mas de morcilla berciana, la de Matachana de toda la vida. 

Por la tarde estuve en la misa del cura polaco y al terminar vimos el milagro de la luz, no coincidía exactamente, era un 16 de septiembre, pero me sirvió para hacerme una idea.


Una noche inenarrable la que vino a continuación, no sé si hacía más ruido los ronquidos de los pilgrims, el albergue a tope, o la tormenta que teníamos encima. El caso es que saqué el colchón al patio e intenté dormir un poco. Cosa imposible, a las cinco de la mañana ya estaban los alemanes dando por el saco, ejem.

El caso es me puse a andar tras ellos en plena noche, y, ¡vaya por dios! en alguna revuelta del camino por el pinar me despisté de ellos, iban con linternas frontales como si fueran a subir el Mont Blanc o algo así.

Terminé saliendo a una carretera comarcal que me bajó hasta Ibeas de Juarros. En el error un gran acierto, estuve desayunando con una chica y charlando sobre el Yacimiento de Atapuerca. Yo sabía algo del tema por mi afición a la espeleología y el descubrimiento que habían hecho los chicos del club Edelweis en los años 70, pero me metió tantas ganas de conocerlo que he vuelto por allí e incluso expresamente a ver la trichera del ferrocarril.

Después me quedaba una larga recta hasta la ciudad de Burgos. Una autopista comparado con alguno de los caminos ya trotados.


Típica foto al pie de la catedral. Al verla recuerdo al Mascoto. Un muñequito que llevaba colgando de la mochila, le hacía mucha gracia a las chicas. Y el palo, un bordón que me había regalado mi hermano Oscar. Muy corto para mi estatura pero que me hizo un buen servicio aquel Jacobeo 99.



El albergue municipal se encontraba entonces al lado del Campus Universitario, unas preciosas cabañas de madera. Al ser ya veterano, con muchos días a cuestas, el hospitalero me dio las llaves del negocio, había llegado el primero, y fui recibiendo a los compañeros con los que venía trotando desde Puente la Reina. Algunos aparecen en la foto. Para cenar me los llevé a un mesón cercano.

Pasamos una tarde de lujo en Burgos, no hubo tormenta, e incluso aprovechamos para hacer la vuelta a la ciudad subidos al tren turístico. Incluso recuerdo haber dormido como... ¡seis horas! O algo así. Maravilloso. Los dos paisanos de la izquierda son de Burgos y allí abandonaban la partida, me quedaba como único español, o casi. Pero cuanto nos reíamos...


Bien comidos y mejor dormidos nos metimos un etapón al día siguiente. Este es el aspecto que tenía por entonces La Cuesta Matamulos. ¿Cómo ha cambiado todo, verdad?


Pasando por Arroyo de San Bol paré unos minutos a conocer a una pareja de lo más curioso que mantenían un refugio muy pequeño, pero acojedor.


Paré a desayunar en Hornillos del Camino y al marchar dejé en la barra del bar mi riñonera, con la cartera, la credencial, ¡el tabaco!. No me di cuenta hasta parar en Hontanas.


Paramos a comer algo en un lugar infame pero superdivertido. Yo echando pullas al tabernero a ver quién bebía vino del porrón desde más alto, me puse la camisa perdida. Las carcajadas se oían en medio pueblo, pero al ir a pagar, ¡Ay, Dios!

¿Qué hacía? ¿Volver a la carrera hasta Hornillos? Los compañeros me animaron a continuar etapa, ya se encontraría solución.


Tiramos hasta Castrojeriz, que llegamos justo a pillar los últimos rincones libres en el albergue, se dormía en el suelo de cemento. El hospitalero, Resti, se hizo cargo enseguida de mi problema y con la ayuda de dos peregrinos navarros consiguieron contactar con el bar donde me había olvidado la riñonera, ¡seguía en la barra sin que nadie la tocara! Y una camarera tomó su automóvil y se acercó hasta Castojeriz para entregármela. Cosas del Camino de Santiago que si las cuentas nadie te cree.

En la foto las ruinas del Convento de San Antón. Años más tarde en ese patio levantarían un estupendo albergue para los peregrinos. Ovidio Campo ha hecho un trabajo primoroso en el lugar.

Soy leonés, de ocho apellidos cazurros, pero me encanta Castilla, ¿lo pasa usted a creer?

Ya subiré más fotos de aquel año Jacobeo.

Novisimas aventuras de Dracon y El Abarron

 


Confinados


Atención: ¿cual es el secreto de Dracón?

Tres nuevos relatos para avanzar de la mano de los brillantes guerreros de la Confederación Galáctica. Sobre nuestro mundo habían lanzado un manto de oscuridad y miedo, y estaba haciendo estragos entre millones de personas. Un estado de hipnosis colectiva...

¿Qué pueden hacer estos muchachos y su alocado piloto insectoide?



¿Están viviendo una novela de ciencia ficción?


Vidash Lyrsa en el Imperio de Amor


Pasado el susto del Confinamiento masivo, ilegal a todas luces, los personajes intentar regresar a su antiguo modo de vida. Y el primero don Federico con su extensa lista de amigas (¡Cuidado con las peluqueras!) Pero la atención recaerá sobre la bella Alina, quiere conocer la comarca de La Maragatería y la ciudad de Astorga, y entonces... Tanto se sumerge en el pasado romano de la ciudad bimilenaria que... lo inesperado sucede.

Se ve misteriosamente transportada a la Italia de hace 2,000 años. Todo lo que ha aprendido sobre ese tiempo y circunstancias se verá puesto a prueba en cuestión de horas.



Vivirá una maravillosa aventura, amorosa por supuesto, y terminará viéndose casada, y bien casada con un patricio romano pero... teniendo que huir hasta la frontera germana.

Y además ¡está embarazada!

¿Qué puede salir mal?



La invasión de Los Maquinetes

La Federación ataca La Tierra


Recuperada Vidash Lyrsa para la causa confederada, con una nueva personalidad, María Antonia, y domicilio en Astorga (al poco tiempo ya será la Marquesa in pectore de la ciudad) Verónika será la que se meta en un lío terrible y tendrá que ser “rescatada” por un curioso individuo, mezcla de espía y matón de barrio, Victorio; que dice ser de Guadalajara (¿A qué me suena a mí eso, ¡el mismo acento que Jana! La cachondísima)

Una terrible amenaza recae sobre la tierra hispana: llegan Los Maquinetes. Como les bautizará Pepín Leonardo, están desplegándose sobre las montañas de Albacete y para allá tendrán que ir a la carrera El Abarrón y sus tres guerreros, bien armados.


Danoba: ¡los maquinetes! Se abalanzan sobre nosotros, nos superan... ¡son tantos! ¡Seguir luchando! No nos queda otra esperanza. ¡Oh, qué insufrible arrogancia la de esta raza! Qué absurda insolencia, ofenden mejor que piensan.

Pero una inesperada ayuda llega por los aires, ¡sí, es él! Dracón se ha enterado de la invasión y vuela raudo hacia la nave nodriza. ¡Tenemos pelea titánica! Sí, señor.

Con Dracón a su lado, luchando a brazo partido, (y en pelotas) los confederados conseguirán barrer de la faz de la tierra esta amenaza federada. ¿Acaso dudabas?

Sí, bueno, hay un problema añadido, Victorio, que ya estaba enamorado de Verónika, ahora caerá perdidamente “enamorado” de María Antonia. ¡Caballero español!

Esto es un dragón como dios manda...



La llegada del Magnetrón


Por si les había parecido poco el intento de invasión de las tropas federadas otra inimaginable amenaza llega desde lo más profundo de la galaxia: Un magnetrón.

Y el caos se desata por todo el planeta. Un tonto hace cientos y estos a su vez...


Esto se calienta, amigos. Tendrán que subir al Abarrón para hacer frente lo mejor que sepan a esa estrella errante.

¿Y Dracón? Desaparecido en algún lugar de La Mancha.

¿Cuál es su secreto?



Mas relatos en el próximo libro.


Comics, La Visión, El ojo del que mira

 


Estupendo cómic del año 2002, firmado por Geoff Johns al guión e Ivan Reis al dibujo. El ojo del que mira.

El protagonista es uno de Los Vengadores, La Visión, con graves problemas personales que le harán indagar en su creación, ¿quién fue su creador y porqué le hizo? No cree en fantasmas, es un sintezoide, ¿?

El caso es que coincide con un muchacho en un cementerio buscando la tumba de su genio creador, fallecido muchos años antes, ¿a quién puede acudir entonces? para que le ayude a luchar contra una amenzaza fuera de lo común: El Gremlin. ¿Qué inquietante, verdad?


La Visión ha perdido la memoria de sus primeros días, y además es acosado día y noche de muchas maneras. Necesita ayuda, y esta solo puede venir de una explosiva estudiante universitaria: Victoria, la nieta del inventor. Un desastre ambulante.


¿Y qué estudia, o debería estudiar, la amenza rubia? Y despampanante: Pues algo que inventó su abuelo: "esas cosas programables de propósito único".

Teóricamente los humanos podemos aprender de las máquinas, pero... ¿deberíamos hacerlo?

¿Qué ocurrió en la Segunda Guerra Mundial? 


Pues que forzaron tanto a las máquinas programables que algunas se volvieron conscientes e... independientes. Habían nacido Los Gremlins, y primero luchaban por su supervivencia...

Después por el control mundial. ¡Escalofriante! ¿No es cierto?


Visión no está para muchos trotes y pide ayuda a la universitaria. ¿Qué? ¿Qué sabe ella de células de memoria, nanonervios, neo-entes?
¿Qué pudo heredar el bellezón del cerebrín de su abuelo?


Pues una gema que lleva colgando del pecho y que es idéntica a la que La Visión porta en su frente.
¿Y qué ocurre al entrar ambas gemas en comunicación?
¡Archivos holográficos! El abuelo pensaba en todo, ¡menos mal!


Les cuenta, sucintamente, que durante la guerra hicieron experimentos de todo tipo que les llevaron a creaciones increíbles, y alguna se volvió contra ellos mismos.
Destruyeron a la mayoría pero la máquina maestro fue conservada y escondida por los soviéticos. Su muro rojo se derrumbó y entre otras muchas cosas que consiguieron escapar de Siberia está ¡El Gremlin!


Esa horrible cosa programable puede controlar todo tipo de máquina, sea un automóvil, un avión, e incluso... ¡al piloto!
Escuchen lo que dice: 
Los humanos no seguís ningún programa en concreto, es por eso que cometéis errores. Vagáis a la deriva. Mi programa me exige crear tanto miedo y terror...
Lean, lean, lo que dice esa "inteligencia".



Tras arduo esfuerzo y terrible pelea La Vision conseguirá destruir al Gremlin. ¿Podemos dormir tranquilos?

Lean su terrible confesión: Me equivocaba con lo de los fantasmas, existen. Los fantasmas de nuestro pasado... nos guían para ser lo que somos hoy.


El genio creador del cómic Marvel está basado en la figura de John Von Neuman, inventor de algunos de los primeros ordenadores y el que sentó las bases para crear esas "cosas programables" que manejan las redes informáticas y recreativas, y por ende a los humanos. Gremlins, ¿lo entiende usted?


Procure mantener a sus hijos lo más lejos posible de sus artefactos y sus artimañas, ya sabe qué es lo que persiguen. Y La Visión tan solo es un héroe de papel, ¿me entiende, verdad?
Yo he vivido rodeado de ellas desde mi época universitaria, y sé de lo que escribo. No lo eche a broma.


Camino de Santiago, Jacobeo 1999, Segunda Parte.


 Continúo con mis imágenes de recuerdo de aquel Año Jacobeo de 1999.

Madrugando una barbaridad los primeros rayos del sol ya me pillaron saliendo de Cirauqui. Aquello se iba a convertir en una carrera monte a través entre un brasileño y un servidor por ver quien llegaba primero al siguiente albergue. Total como no se podía dormir la cuestión estaba en quién dormiría en la litera inferior.


La señalización a mi me parecía suficiente, había estacas, mojones y en muchos lugares las curiosas flechas amarillas. Años más tarde yo iría pintando flechas de esas por varias provincias.


Al llegar a Estella: ¡sorpresa gorda! El brasileño había llegado diez minutos antes, me tocaba la cama de arriba, otra vez. Lo echamos a risas y pasamos la tarde disfrutando de la villa y haciendo fotos. Había mucho brasileño, coreano, japonés, en fin de todo aquel fin de verano del año 1999.


De la siguiente jornada lo más reseñable fue la larga tirada que es la bajada desde Monjardín hasta Los Arcos. Se me hizo largo, incluso corriendo tras el brasileño.
El albergue eran unos contenedores metálicos con aire acondicionado, suficiente. Ya iba haciendo amistad con mochileros que había visto en Puente de La Reina. De los que veníamos por el Camino Aragonés les perdí la pista al segundo día.


Madrugar, madrugar, madrugar... total para no dormir apenas mejor salir a andar. Veíamos salir el sol cada mañana a nuestras espaldas.


La entrada en Viana fue apoteósica, estaban en fiestas y nos añadimos a la procesión de gigantes y cabezudos. En la foto una chica brasileña y otra chilena, la gente nos paraba y los niños nos pedían caramelos como si fueramos parte del desfile.
Nos reímos una barbaridad.
Y no paré de reirme con Andrés Muñoz, el de la alberguería, y venga jarras de vino.
Cuando pasé por donde Felisa, Higos, Agua y Amor todavía me duraba el cachondeo y tuve que parar un rato a dar palique con ella.


Como no me gustó el bullicio de Logroño nada más comer arranqué por el Parque de La Grajera adelante y no paré hasta llegar a Navarrete.
Un curioso albergue, de varias plantas, y un hospitalero que hacía sopas de ajo, sopa castellana más bien, para cenar con los pilgrim. Yo preferí cenar algo consistente en un mesón cercano; recuerdo el cachondeo que me pillé, con uno de Vitoria, a costa de una peregrina de Nueva York. Llevaba en la mochila un gran filtro para el agua, de ¿carbono activado? o algo así. Nosotros, como las vacas, en la primera fuente que pillábamos.
Algunas cagadas más adelante me acordé bastante de la chica neoyorkina...


Cambio de tiempo camino de Nájera, se nos echaban las tormentas encima. Una tras otra, cuando se pasaba la de la mañana comenzaba la de la tarde.
En el Alto de San Antón descubrí la curiosa costumbre de hacer pequeños mojones a base de amontonar piedrecitas. Pena que no parase de llover.


En la tapia de una fábrica habían pintado una poesía, muy chula. Con los años se haría muy famosa. Ignoro si seguirá allí.



El río Najerilla estaba por desbordarse con tanto agua como caía. El albergue, el antiguo de piedra, se llenó al poco de llegar yo y como andaba todavía bien opté por dejar mi litera a un compañero y continuar caminando.


No fue muy buena idea: una tormenta tremenda me pilló llegando a Azofra y me destrozó el paraguas.
Suerte que me encontré con el párroco y me condujo al albergue parroquial, dedicado a Doña Isabel de Azofra.
Al tiempo llegó un ciclista canario que casi se mata dando pedales entre rayos y relámpagos. Mas tarde, ya anocheciendo fueron llegando más caminantes.
El albergue, muy curioso, tenía divididas las habitaciones, unas para chicos y otras para chicas.
La chica francesa y una australiana agradecieron mucho esa segregación.
Y aún más agradecidas quedaron cuando encendí el calentador del agua, a gas butano. ¡Se habían duchado con agua fría! Con la que estaba callendo...
La cena comunitaria; en fin, no soy muy bueno haciendo huevos fritos con patatas, pero el canario no paraba de contar chistes... así que esa noche dormimos todos como lirones, y nadie se levantó hasta bien amanecido.


Llegué mas bien pronto a Santo Domingo de La Calzada y pasé la mañana y la sobremesa con un grupo de danzarines mejicanos. Que si había que sanar el planeta... ¡pues ándele!
Ellos venga a danzar y dar vueltas y yo a tomar vinos.


¿Qué hacer entonces?

Mochila al hombro y a seguir caminando, en algún sitio pararé.



Y paré en Grañón, en su curioso albergue parroquial y su aun más curioso párroco.
Pocos años después yo también me haría de Hospitaleros Voluntarios y pasé una quincena en Nájera, en el nuevo que construyó el ayuntamiento.
Lo que son las cosas de la vida, ¿verdad?
Otro día pondré más fotos.


Extraño suceso metereológico

 


Un extraño suceso metereológico ocurrió el día 20, viernes, de enero. Yo me dí cuenta sobre las 19.00 horas al consultar un mapa del tiempo,

¿Qué es eso que sale de la península y parte en dos la atmósfera?


Mirando más de cerca observo que esa especie de ¿embudo? parte de la zona entre Cudillero y Avilés.

Divide claramente la zona en dos partes; observen las direcciones de los vientos, representados con flechitas.

A la izquierda tienen una dirección prioritaria y a la derecha otra. ¿Y eso porqué?

¿Y dentro del "embudo" no hay viento? ¿Esto qué es?


Si nos alejamos un poco vemos que ese extraño brazo de aire azul, frío, llega hasta las costas de Irlanda. Partiendo en dos las direcciones del viento atmosférico.

Si esto es un suceso "natural" me gustaría que alguien me lo explicara.

Comics, Los Vengadores, Zona Roja

 


Cómics como los de Los Vengadores, con aventuras semejantes, había pocos en los años setenta. Y no solo en España. Fueron alguna de mis lecturas favoritas.

Pero hoy traigo al blog un cuaderno del año 2003 titulado Zona Roja, con guión de Geoff Johns y dibujo de Oliver Copei.

Me parece la mar de interesante.



Comienza la aventura cuando el famoso Parque Nacional del Monte Rushmore, en el estado de Dakota del Sur, sufre un terrible bio-ataque terrorista y una niebla roja va cubriendo la zona matando a toda forma de vida en cuestión de minutos.



Los Vengadores acuden al rescate, con el Capitán América al frente.



Ellos no obedecen órdenes del ejército, que está evacuando la zona, y se internarán en la niebla asesina para averiguar el origen de semejante desastre.



Encuentran un refugio subterráneo, bajan, ¿y qué se encuentran al final del túnel?



Pues a los autores de semejante atentado. ¿Qué ocurrirá ahora?


Tras muchas intrigas y peleas, al mejor estilo Marvel, conseguirán descubrir quien tramó todo esta operación de falsa bandera, y qué es lo que persigue:

Sí, es él. ¿Y qué dice? ¿Qué dice... ?

La libertad debe sentir miedo, y el miedo lleva al control.

América solo necesita un empujón en la dirección correcta.

La Teoría del Empujón, ¿dónde he leído yo sobre esto?



Descubierto por el Capitán América se lo va a poner difícil seguir adelante con sus oscuros planes.



Pero también el soldado perfecto se verá infectado por ese mal rojo.



Tendrá que ser Pantera Negra, el rey negro, el que literalmente le parta la boca al monstruo nazi.



Desmontado el plan y encontrado remedio para el mal rojo y asesino el propio presidente se acerca hasta la mansión de Los Vengadores a darles las gracias.

Y entonces el Capi aprovechará para arrancarle una promesa: que cierren todos los bio-labs que haya en América.

Y el presi accedió, los cerró, y los siguientes los montaron en un país de la Europa Oriental, ¿adivina usted en cual?

Está muy agitado ultimamente. Ya sabe el porqué.



Intangible

Intangible Cambios en el planeta natural. Amores luminosos, cariñitos pasajeros, que pasan por este mundo viajeros, peregrinos de Lo Inta...