La tierra es nuestro hogar
así pensaban nuestros ancestros
el cielo nuestro techo
estrellas y planetas los luceros.
Valles y ríos, montes
costas y playas, son rincones
para cacerías y juegos,
La vida en pleno
esplendor de ser algo vivo
palpitante, palpable,
lúcido.
Con los brazos elevados,
abiertos,
giramos, giramos,
y haciendo círculos cielo y tierra abarcamos
agradecidos de poder estar aquí
y verlo.
Así está el estado del arte, al día de la fecha.
Nos siguen forzando para que vayamos por el camino del conocimiento, aun a sabiendas que la nuestra es una ciencia sin conciencia, muy ramplona (me cabe en un dedal, de los de coser) y que evitemos el camino de la vida, la gran profesora.
¿Quienes?
Observen el gráfico.
Todas las redes de comunicación están copadas y la censura acentuada.
Hemos de confiar en la vida, sea orgánica o de otro tipo, y cuidarla no siguiendo agendas ajenas a ella. Modulación.
La tecnología actual, la que utilizamos a diario es perniciosa para la vida. Ignora cómo estamos realmente construidos, y cualquier día nos vamos a llevar un susto de los gordos.
Como lo sucedido en el sur de Turquía hace unas semanas.
El cambio es lo único permanente.
El carbono alterado está haciendo mucho daño a todo el mundo. Y siguen insistiendo en que las personas se “inmunicen” una vez tras otra, en vez de buscar la forma de echarlo del organismo.
Mal asunto.
Seguimos sin querer ver, ni oír, ni decir lo que sabemos...
Y el desastre está a la vista. Después vendremos con las quejas, pero avisados estamos, ¿ok?
Intangible Cambios en el planeta natural. Amores luminosos, cariñitos pasajeros, que pasan por este mundo viajeros, peregrinos de Lo Inta...
